Momento indefinido.

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La relación que tenía Mondo contigo era una que... Bueno al menos le dejabas tomarte de la mano en algunas ocasiones (¿Qué podía esperar de ti? ¡Eras simplemente correcto! ¡No ibas a andar haciendo esas cosas inmorales!) eso ya debía ser considerado como un avance para ti, el reservado monitor de pasillo casi mojigato (¿Mojigato? ¿Esa era la palabra correcta para definirte? Moralmente correcto, hubieras elegido como definición).

Llevaban un par de semanas saliendo desde que Oowada había tenido el valor de confesar sus sentimientos hacia a ti y había resultado increíble para él , pues habías correspondidos a sus sentimientos con un poco de dificultad y al final le habías otorgado un par de besos entre sus citas y encuentros, discreto todo, claramente, pues no era bueno para nada que les descubrieran, ni para el próximo líder de los Crazy Diamonds o el próximo Primer Ministro (era tu gran sueño, si tu abuelo había logrado serlo claro que tú también lo serías, Mondo confiaba en tus habilidades aun cuando... Te empeñaras en insistir que no eras ningún genio o algo similar a esto).

Entonces era bastante increíble el que por una suerte de casualidades con esas cortas semanas que llevaban saliendo por un acuerdo en el cual tú ni siquiera habías puesto tu opinión aún si era sólo un poco tuvieras quedarte por al menos 1 semana en su departamento... Esto por cosas que eran demasiado largas de explicar en un momento que tu propio calor inexplicablemente iba en aumento... Cosas que tenían que ver con el trabajo de tu padre, torpeza de tu madre y... El hecho de que ninguno de los supiera de tu relación con el delincuente... Que de haber sido así no te hubieran dejado estar ni un segundo más con él.

Con lo casto que te habías comportado hasta ese momento era un logro enorme lo que estaba ocurriendo en ese momento, algo que de haber podido a Mondo le hubiera gustado sacarle una fotografía o al menos esto por su expresión... Y era que sí ¡Joder! ¡Sin exagerar! Se suponía que sólo estarías allí por un tiempo y tenías que comportarte por este corto tiempo, ¿Qué hubiera dicho tu madre si te hubiera visto robándole un beso a uno de tus compañeros varones que destacaba en su talento por ser... El líder de una pandilla? Pues sí, era en ese momento que cuando el de ojos color lavanda lo tenía menos pensado tú habías colocado tus labios encima de los de él... Primero en un beso torpe en el cual sus bocas se veían apenas involucradas... Tu cara estaba roja como un tomate y apenas habías hecho eso ya te habías arrepentido, desviando tu mirada y tragando saliva para pedir una disculpa apartándote.

¿Qué era lo que tenías en mente? ¿En verdad pensabas que él te iba a corresponder? ...... Ambos estaban sentados en el sofá del pequeño departamento cuando habías decidido que era hora de bajar el libro que hasta ese momento Mondo había estado leyendo para besarle... Eras torpe y sin experiencia, pero también eras tierno... De alguna forma extraña. La manera en la que habías dejado el libro en las piernas del más alto y había atraído su cara hacia ti, si Ooowada no había correspondido en un primer momento era sólo porque no sabía lo que debía hacer, por un instante sorprendido. Sin embargo... En ese momento sabía exactamente lo que quería hacer, y eso era...

Arrojó el libro encima de la mesa que se encontraba enfrente de ambos, acto seguido tomando el que tú tenías para sin previo aviso y sin permiso igual arrojarlo, cayendo ambos desordenados, con la tapa hacia arriba y las hojas doblándose contra la madera de la mesa... Esto obviamente te había molestado, y en verdad estabas a punto de darle un sermón a Mondo sobre por qué debía cuidar más sus cosas y especialmente cuando se trata de libros, y sólo estabas... Pues apenas habías abierto tu boca Mondo te había tomado por el mentón atrayéndote y callando tus labios con un beso...

-¡¡Oowa-Mmh!!- sin los deseos de apartarte y con toda la intención de dejarte llevar le seguiste el beso, creyendo completamente que ya era hora y empezando con un ritmo verdaderamente lento y por el labio inferior, ambos perdiéndose por un momento entre el sonido del leve viento golpeando contra la ventana, el goteo de algún grifo mal cerrado que dejaba escapar una tenue gota de agua cada cierta cantidad de segundos y el chasquido de sus labios al verse su saliva involucrada.

Hey Ishi, choose me!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora