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Mica*

La policía había tenido la idea de llevarme a una casa llamada "refugio", la casa estaba minada de policías, pero aún así no me sentía segura.

Me hicieron dejar la escuela y no me dejaban salir de aquí. 

-Dale Mi sonreí.-hablo lucas.- Acá estas segura nada te va al pasar.

Sonreí débilmente. La pura realidad es que todo me da desconfianza ni siquiera puedo confiar en los policías. Todo me da miedo.

Subí mis cosas a mi nueva habitación, la ventana de esta era más pequeña tenía solo tres muebles un ropero, una pequeña cómoda con un espejo en la parte superior y la cama.

Deje el bolso en el piso y me tire en la cama la cual es dura muy dura, cerré mis ojos solo un instante pero el sueño fue más poderoso que mi fuerza de voluntad.

-Despierta mi amor.- una voz suave pero a la vez ronca y dura sonaba en mi oído.- Vamos pequeña...

No podía moverme, mis manos dolían y no podía girar mi cuerpo, comencé a abrir los ojos poco a poco me sentía debíl, cansada.

-Lucas?...

-Frio.-río el chico el cual estaba en una esquina de la habitación, la luz no daba bien en esa parte no podía verle el rostro.-Vamos mi amor como no me vas a reconocer si estoy contigo día y noche.

El comenzó a caminar lentamente hacia mi, su rostro aun seguía oscuro. Mi corazón palpitaba, intente salir de la cama pero me di cuenta que mis manos y pies estaban atados.
Comencé a desesperarme, tenia miedo...

-Qué tal si te hago una  marca.-Dijo sacando un cuchillo de la espalda.-Te prometo que no dolerá.

Poso su mano sobre mi abdomen levanto mi remera. Intentaba alejarme pero era imposible, el cuchillo brillaba con la poca luz que había.

-No te muevas.

Coloco el cuchillo, mis lágrimas cada vez eran peor, intentaba gritar pero algo impedia que lo haga. El cuchillo comenzó a deslizarse lentamente, la sangre comenzó a brotar y el comenzó ayer reír.

-¡Lucas!.-mi voz por fin salio de mi garganta, comencé al gritar como loca, la reciente eriza dolía mucho. El comenzó alegarse de mi y en un momento ya no estuvo más, escuchaba como alguien gritaba mi nombre y todo se volvía oscuro.

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-¡Mica!.-gritaba Lucas al ver que su hermana se removida como loca en la cama. Todos veían la escena atónitos por el estado de la rubia.

Ella despertó con lágrimas en los ojos y sudor en todo el cuerpo. Lo primero que hizo fue levantar su remera y mirar su abdomen. Lucas la abrazo intentado que se tranquilice.

-El esta acá.-repetía una y otra vez sin parar.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora