me confesó que siempre sentía algo de miedo en su pecho, que yo era el único al que dejó entrar completamente en su corazón, que quería acabar con todo, pero no lo hacía porque aún no era tiempo.
esa noche lo acurruqué entre mis brazos y le dije que pronto todo estaría bien. se quedó dormido después de un rato, con los ojos rojos y aferrándose a mi pijama.
todo lo que pude hacer fue esperar a que amaneciera y tratar de contener las lágrimas por tantos sentimientos acumulados.