El pueblo.

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Al llegar al pueblo estaba demasiado abarrotado, gente de diferentes clanes se distinguían por los colores de sus ropas, era la feria del pueblo celebrando el cumpleaños del Rey, hecho por el cual no nos prestaban atención, al llegar a la entrada de la posada un niño de unos 10 años llevo los caballos al establo y yo seguí a Aaron adentro, mencionó su nombre y le entregaron unas llaves, la habitación era la última del pasillo, cuando entramos me di cuenta de un pequeño gran inconveniente.

-¿Dónde voy a dormir?- pregunté viendo toda la habitación.

-En la cama Norah, ¿Dónde más?

-Pero sólo hay una cama, entonces,¿donde dormirás tu?

-En la cama si me lo permite, es lo suficientemente grande para ambos, princesa.- dijo poniendo nuestras bolsas en una silla de madera y quitándose la capa.- No había más habitaciones disponibles y tuve que tomar esta o dormir en la calle.

-Pues preferiría dormir en la calle, mi señor, de ninguna manera compartiré la cama con usted.- inmediatamente sentí calor en mi cara al darme cuenta  de como sonó eso. - Quiero decir, puedo tender unas cobija en el piso y dormiré cómodamente, puede tener la cama para usted mi señor.

Se escuchó una pequeña risa de él al mismo tiempo que se ponía frente a mi, era más alto que yo así que tuve que levantar la mirada.

-Mi Princesa, no haré nada en contra suya, no es necesario que duerma en el piso, como dije, ambos cabemos muy bien en la cama, y yo prometo comportarme como un caballero.

-Como sea, ahora vamos al pueblo a ver si tenemos suerte de encontrar a uno de esos salvajes.- dije alejándose de él en dirección a la puerta. - Cuando regresemos lo arreglaremos.
Andado.

Caminamos en varias calles, veíamos niños corriendo, vendedores gastando su voz para atraer al comprador, guardias mirando a todos lados, Aaron parecía un niño, llevandome de un lugar a otro para ver los puestos, haciendo intercambios de mercancía, probando comidas y robandose las miradas de las mujeres que según él, no se daba cuenta del alcanze de su encanto.
Mientras el fisgoneaba de un lado a otro yo estaba alerta, veía detalladamente a cada hombre y mujer que cruzaba mi camino, dos veces sospeche de alguien y esas dos veces los perdí de vista aunque no de mi memoria. A pesar de todo sabía que los salvajes no se mostrarían en lugares concurridos, no son tontos o eso creía, volví a ver al primer sospechoso alejándose de la gente.
Sin pensar lo seguí a cierta distancia, ayudaba el flujo de gente, a lo lejos pude escuchar a Aaron llamándole pero lo ignore, caminaba rápida pero silenciosamente detrás del hombre hasta que se detuvo en un callejón, sólo distinguía si espalda pero sentía otra presencia y enseguida se confirmó, el hombre comenzó a sacar cosas del morral que cargaba, pude distinguir algunas telas y hierbas, frutas y algunos trozos de carne. Me acerqué un poco más y escuché un poco.

-...partieron al amanecer, Der los está siguiendo, no debemos perderlos, la necesitamos.- decían al hombre que seguí.

- Aquí se dice lo mismo, piensan que es por el flujo de gente, escuché que el Rey dara una fiesta en el castillo, puede ser nuestra oportunidad. Los guardias estaran tomados y eso hará las cosas más fáciles. Con tanta gente no nos tomarán en cuenta, avísale a Seb, será en dos noches. Ahora vete y lleva esas hierbas.

Ambos hombres caminaron en lados opuestos y yo me pegué mas a la pared, estaba segura que tramaban algo, la cosa era saber que es. Decidí regresar a la plaza y hablarlo con Aaron.

-¿Dónde estabas? Creí que te había pasado algo, estaba preocupado.- soltó Aaron en cuanto me vio tomándome de las mejillas y examinandome.- Te pudo haber pasado algo y yo no podía hacer nada.

Me solté de su toque y levanté mi ceja izquierda.
-Puedo cuidarme muy bien sola, mi señor, no quería interrumpir sus compras.

-Estaba preocupado Norah, se que puedes defenderte pero al voltear y no verte, me sentí perdido, vamos a la posada, ahí hablaremos con más calma.- dijo tomándome de la mano y caminando a través de la gente a la posada.

Su respuesta y acción hizo que algo saltará dentro de mi, algo que jamás había sentido y eso hizo que tuviera miedo. Algo que definitivamente no me gustaba sentir.

Yo,gitana...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora