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La luna esperaba su propia noche para poder brillar 

y así nuestro intenso amor poder iluminar.

Estaba celosa de no poseer un amor como el nuestro

pues se decía a sí misma que todos eran débiles y sin deseos.

Pero tú y yo no lo eramos, amada mía

 pues hacíamos de el amor una aventura sin salida. 

Años pasarán, personas morirán y la luz se apagará

pero la Luna siempre será  testigo del amor que tuvimos

y que siempre tendremos hasta la eternidad. 


Lo que nunca escuchasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora