IV

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Libertad anhelaste 

y nunca la aprovechaste

cuando en tus preciadas manos

tenías aquella facultad.

Tu corazón prisionero quedó 

 y en las peores cadenas atado 

lloró y suplicó.

Y tu quieta te quedaste

viendo como el mal desamor

su vida entera desgarraba. 


Lo que nunca escuchasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora