15/12/2014

26 2 0
                                    

A veces me pregunto... ¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Que nos hace diferentes del resto de seres vivos que habitan... aquí con nosotros? Supongo que por más que lo piense, no hallaré jamás respuesta alguna, a esta, y a otras muchas preguntas. ¿Que se le puede hacer? creó que no más de lo que ya se ha hecho. En fin, me sorprende estar aquí... otra vez... escribiendo en este diario... ¡Dios! suena hasta ridículo decirlo, ¿un diario? que bajo he caído. Pero bueno, cómo siempre no hay cosas interesantes que contar, pero hay algo que me inquieta... no sé, siento que algo está pasando. Bueno, realmente siempre pasan "cosas". Todos los días hay muertes, violaciones, asesinatos, fraudes. Pero siento que algo está ocurriendo dentro de mí "zona de confort" por así decirlo. Mi madre ha estado actuando... extraño, como con nerviosismo, desde que llego aquella carta quién sabe quién la habrá mandado. Para ser sincero, tengo mucha curiosidad por saber qué es lo que dice. Tal vez me escabulla dentro de su cuarto, y averigüe de que se trata y también porque tanto nerviosismo, pero en realidad no estoy seguro de sí debería o no hacerlo... Tal vez sea algo íntimo... o muy embarazoso y ese sea el motivo por el cual no nos haya dicho nada; ni a mí, ni a mí hermana. La cosa es que me causa un inmensurable interés saber de que trata todo esto. Además, entrometerme entre las cosas de mi madre, tomar la carta y tratar de que esta no lo note, me parece más un desafío. Sería interesante ver si es que puedo hacerlo. Aunque tampoco será tan fácil, la conozco, y sea lo que sea que diga esa dichosa carta, debe haberla ocultado. También, he de procurar que la José no me vea, porque si lo hace... lo más probable es que se lo diga a mamá. Bueno, "querido diario", iré a buscar esa carta, (me siento cómo un espía planeando un asalto) y luego seguiré escribiendo.

La tengo aquí... entre mis manos. Aún dudo sobre sí debería o no leerla. Mientras me escurría dentro del dormitorio de mamá pensé que podría escribir aquí todo lo que dice... para analizar mejor, supongo. Sin embargo, sería un verdadero problema si mamá llegase a leer esto... Pero... lo hecho, hecho está. Me esforzaré en las medidas que tome para que ni ella ni nadie logren leer esto jamás.

Ya he leído la carta... Si bien es un poco extraña... (Bueno, que alguien mande una carta ya es extraño) parece estar escrita en código; cómo si el remitente quisiese que sólo mí madre lograse entender lo que esta dice. No lo sé, todo esto no me da buena espina. Pero, en fin, aquí está la carta:

25/12/1992

Querida Mariana:

Las oscuras aguas del cielo te esperan

Embravecidas,

Desalmadas,

Solitarias.

Él te ha de encontrar,

A cómo dé lugar

Y tú,

Por todos tus pecados has de pagar.

Muy bien, querida, no sé si sabrás, pero la poesía es una de mis más grandes pasiones. Tú destruiste el resto, y no sólo eso, te llevaste mi legado. A pesar de que han pasado años, jamás he de olvidarte; a ti, que cada noche te veo, a ti; que has destrozado mí vida y la inundaste de dolor. Tú sabes lo que te espera, ¿no? tú sabes que es a ti a quién he buscado siempre. He de suponer que ya sabrás quien soy. O tal vez no... Lo cual me beneficia enormemente. Una última cosa, vas a pagarme lo que me debes, con creces. Ya verás a que me refiero. El juego empieza desde hoy, ya verás cómo próximamente vas jugar también, querida mía.

Todo esto es atípico... muy atípico, pero supongo que sólo será algún loco que habrá perdido un juicio contra mí madre. Es abogada, y es muy buena. Aunque siempre está muy atareada con el trabajo. A veces pierde juicios y otras los gana, cosa que en realidad no sé si es bueno... o malo. Seguramente pronto sabré de qué va todo esto. Puede que incluso sea alguna broma ridículamente absurda de algún amigo o conocido.

Muy bien, querido diario, (aún me causa cierta gracia llamarte así... es decir, ¿seré algún loco por hablarle a mí propio diario? ¿O será la soledad?) Debo irme. Prometo escribir pronto. Creo que hasta me está gustando hacerlo...

¡Adiós!

Ruleta rusaWhere stories live. Discover now