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Las mañanas de Kim JongIn solían ser bastante tranquilas. Por lo general se levantaba temprano para hacer un poco de ejercicio antes de ir a trabajar, corría por lo largo del pequeño parque que estaba cerca de su casa y algunas veces se extendía hasta el malecón del Rio Han para disfrutar de la brisa matutina golpeando su rostro con serenidad.
Correr lo hacía sentir más vivo, sentir su corazón golpeteando dentro de su pecho hasta el punto en el que el aire comenzaba a salir de sus pulmones, respirando con profundidad para seguir avanzando hasta que tomaba la velocidad necesaria y se mantenía en ella, algunas veces trotando y otras invirtiendo más energías, dependiendo del estado de ánimo en el que se encontrara en esos momentos.
Después de correr siempre se desviaba al supermercado que le quedaba de camino, tan solo a un par de calles del parque que solía atravesar para ir a casa. Así que una vez más esa mañana de verano, con las colosales nubes grises amenazando con descargar sus pesadas gotas de lluvia sobre la ciudad, se dirigió a aquel lugar y se apresuró a tomar una canastilla.
Lo usual era que JongIn tomara los productos que fuera a necesitar para dos o tres días, pero desde hacía más o menos unos tres días había decidido que no le pasaba nada si se desviaba al súper todos los días para comprar sus productos.
Al fin y al cabo que no tenía mucho que perder, y quizá si algo que ganar. Lo supo en el momento en que arrastró la canastilla con rueditas por la sección de frutas y verduras, pasando cerca de las islas donde se exhibían algunos productos que tenían promoción, JongIn se entretuvo observando unos cereales de colores como si la caja fuera verdaderamente encantadora, levantando la vista de vez en cuando hacia el pasillo de abarrotes que se abría justo frente a donde él estaba.
Suspiró y bajó la mirada porque se encontraba vacío, ni siquiera había algún trabajador sobre alguna de las escaleras bajando mercancía o acomodando los productos sobre las estanterías. JongIn tragó saliva, repentinamente sentía la necesidad de tomar agua, seguía un poco agitado después de haber estado saltando, porque ese día se sentía muy enérgico y feliz.
Desde hacía un par de días que sentía como su pecho se henchía de felicidad y sonreía más a menudo. BaekHyun, el vecino del piso donde vivía le había dicho una vez que debía sonreír más, que de lo contrario nadie le encontraría encantador y seguramente se iba a quedar soltero y con un montón de perros. Eso último refiriéndose a sus tres perros que de vez en cuando acosaban al gato de los Park.
El muchacho, que llevaba unos pantalones deportivos no muy flojos y una sudadera en color gris claro, se pasó las manos por los cabellos castaños para despeinárselos, como casi siempre solía hacer cuando los nervios le atacaban. Desvió su mirada nuevamente hacia el producto y decidió dejarlo en la tarima de exhibición, ya que él ni siquiera tomaba de ese cereal. Observó su reloj con disimulo que marcaban las ocho cuarenta de la mañana y se relajó un poco.
Avanzó por el pasillo de lácteos, seleccionando un par de Yogurts y una leche, se detuvo frente a la vitrina de verduras, donde tomó algunas cosas que le serían buenas para la comida. Un paquete de apio, perejil, unos cuantos pimientos y después avanzó hacia las frutas para tomar un par de manzanas.
JongIn se desvió nuevamente a la sección de abarrotes y con el corazón dándole un vuelco se metió al pasillo de jugos del cual no llevaría absolutamente nada, cuando llegó a la mitad del mismo se desvió hacia la derecha, observando el letrero grande al inicio de ese lugar que ya conocía bastante bien.
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Amor en el pasillo 4 ❀ KaiSoo
Fanfic❀ La rutina de JongIn cambia cuando un día, descubre que puedes encontrar el amor en los lugares más inesperados, como los pasillos del supermercado, por ejemplo. ❀ autor: arhatdy ❀ KaiSoo ❀ 2.2K palabras One-Shot ❀ Fluff, Romance ❀ Portada: KimZara...