FSOG (Travi's POV)

252 16 0
                                    

Sorpresa ilumina sus ojos grises.
—No, Maddox, no soy Gay. —Hace una pausa para que la información
penetre y me ruborizo. El filtro cerebro-boca está roto de nuevo. No puedo creer que lo dije en voz alta—. ¿Cuáles son tus planes para los próximos días? —pregunta, su voz baja.

—Tengo la sensación de que perdí algo. ¿Qué hora es? —De repente,
tengo pánico.

—Poco después de las diez. ¿Qué perdiste? —Tiene sus codos en la mesa y su barbilla descansando en sus largos dedos

—Eso intento recordar. —Intento hacer memoria y lo consigo—. ¡Peeta!

Anoche no encontramos a Mellarksito.

—No creo que esté lejos de aquí —sus labios se tuercen en una medio sonrisa—. Quizá volvió al hotel. ¿Por qué estaban en ése lugar?, ¿A qué
hora lo viste por última vez?

¿A dónde va con todas estas preguntas? La Inquisición de Grey es casi tan irritante como la de Mare, la mejor amiga de Pidge.

—Después de que dejamos el Karaoke, Lightwood nos llevó a ese lugar.
Nos dio a beber algo y luego se marchó. Es lo último que recuerdo.

—Y de eso ya pasaron dos días. Por eso me preocupé cuando me llamaste.
Esto no hubiera pasado si trabajaran para mi compañía.

JÁ, ni loco… ¿Trabajar para Grey? Por supuesto que no.
—Um… no.
—¿Qué tiene de malo mi compañía?
—¿Tu compañía o tú compañía? —sonrío con picardía.
Él sonríe.

—¿Me está sonriendo, Señor Maddox? —Inclina su cabeza hacia un lado
y creo que se ve divertido, pero es difícil de decir. Me río y bajo la mirada a mi desayuno sin terminar.

—Me gustaría golpearte esa boca—susurra en un tono oscuro.
¿Qué? Oh Dios. Estoy completamente consciente de que estoy
provocándolo siendo sarcástico cuando estoy con él. Mi boca cae abierta y trago al mismo tiempo.

Esa tiene que ser la cosa más incitadora que me han dicho jamás. ¿Me está amenazando? Mi corazón se salta un latido y creo que estoy jadeando. Dios, soy un hermoso desastre tembloroso y aún no me ha golpeado. Me retuerzo en mi asiento y encuentro su mirada
oscura.

—¿Por qué no lo haces? —lo reto en voz baja.
—Porque no voy a golpearte, Maddox… no hasta tener tu consentimiento
escrito para hacerlo. —Sus labios se curvan en una sonrisa.
¿Qué?
—¿Qué significa eso?
—Exactamente lo que dije. —Suspira y sacude su cabeza, divertido pero
exasperado también—.¿Qué harás esta tarde?
—Buscaré a Peeta. Los otros que se jodan. Es decir, se pueden cuidar
solos. Mellarksito si me necesita.
—Bien, enfrentémonos otro día. La elección es tuya.
—¿Por qué no ahora? —Sueno petulante.
—Porque estoy disfrutando mi desayuno a pesar de tu compañía.
Además, siendo sinceros, una vez que te humille al golpearte,
probablemente no querrás volver a verme.

Me cago en Parker.

Me gustaría resolver el enigma que es Christian Grey
más temprano que tarde.
—El viernes. Enfrentémonos en Twitter.
Él levanta una ceja.
—Al igual que Eva, quieres comer pronto del árbol del conocimiento. —
Sonríe.
—¿Me está sonriendo, señor Grey? —pregunto dulcemente. Idiota
pomposo.

Entrecierra sus ojos y levanta su BlackBerry. Presiona un número.

—Taylor. Necesito que busques a Peeta. Si, el panadero. Si, el pedacito de Cielo. —Corta la llamada. Ningún por favor o gracias.
—¿La gente siempre hace lo que le dices?
—Usualmente, si quieren mantener sus empleos —dice, impasible.
—¿Y si no trabajan para ti?
—Oh, puedo ser muy persuasivo, Maddox. Deberías terminar tu
desayuno. Iremos a buscar al Panadero

Parpadeo en su dirección.
—¿Me ayudarás a buscar a Mellarksito?
—Sí.
—¿Por qué?

Él sonríe perversamente.

—Porque puedo. Ah, y por que de todos ustedes es el único que me cae
bien. Ahora termina tu desayuno.
¿Cómo puedo comer ahora? Mi pedacito de cielo está perdido. Y éste
idiota quiere golpearme… me retuerzo ante el pensamiento.
—Come —dice más claramente—. Maddox, tengo un problema con la
comida
desperdiciada… come.
—No puedo comer todo esto. —Dirijo mi mirada hasta lo que queda
sobre la mesa.
—Come lo que está en tu plato.
¿Qué hará si no lo hago?, ¿Me ofrecerá la comida como si jugáramos
avioncito? Encuentro esa idea divertida.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunta. Sacudo mi cabeza, sin atreverme a
decirle y mantengo mis ojos en mi comida. Tragando mi último trozo de
panqueque, lo miro.
Me está observando especulativamente.
—Buen chico —dice—. Encontraremos a Peeta.
Al terminar de comer dejo la mesa, preguntándome por un momento si
debería pedir permiso pero desestimando la idea. Él no me manda. Me dirijo otra vez hacia su dormitorio. Un pensamiento me detiene.

—¿Dónde dormiste anoche? —Me giro para mirarlo, todavía sentado en la silla del comedor. No puedo ver mantas o sábanas aquí… tal vez las
arregló de inmediato.

Estúpidos Y Sensuales Personajes De LibrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora