FSOG (Travi's POV)

305 24 7
                                    

Lo trollié en el Karaoke y apenas se defendió. ¿Soy repelente? Y sin
embargo, aquí estoy, y me trajo él. Simplemente no sé a qué está jugando.

¿Qué está pensando? ¿Qué está tramando? Has dormido toda la noche en su cama. Mierda ¿y si te tocó, Maddox? Haz la suma.

Mi subconsciente alza su parte fea y vil, lo ignoro. Grey no es Gay… o eso espero.

El agua es caliente y relajante. Hmm… podría quedarme bajo esta ducha,
en este baño, por siempre. Alcanzo el jabón y huele a él. Es un olor
nauseabundo.

Pero ni modo, ya compartí jabón con Shepley. Lo froto por todo mi cuerpo fantaseando que lo trolleo en el baño, en el comedor, en un ascensor, en verano, en invierno…

Oh mi Dios. Mi corazón se acelera de nuevo, fantasear con eso se siente
tan… tan bien.

—El desayuno está aquí. —Golpea la puerta, asustándome.

—Está bien —tartamudeo mientras soy arrancado de mis crueles
fantasías.

Salgo de la ducha y tomo dos toallas. Pongo mi cabeza pelona en una y la
envuelvo.

A toda prisa, me seco, ignorando la sensación placentera de la toalla frotándose contra mi piel súper sensible.

Inspecciono la bolsa de los pantalones. Taylor no sólo me compró eso y nuevos Converses, sino que también una camisa azul pálida, calcetines y ropa interior.

Oh mi Dios. Una camiseta limpia y calzoncillos… aunque en verdad, describirlas en una forma mundana y utilitaria no les hace justicia.

Son de un diseño exquisito, de alguna marca europea cara. De tejidos azul pálido. Wow. Estoy asombrado y un poco intimidado… y además, me quedan perfectamente. Por supuesto que lo hacen.

Me ruborizo al pensar en Taylor en alguna tienda comprando esto para mí.

Me pregunto qué más hay en su descripción laboral.

Me visto rápidamente. El resto de la ropa se ajusta perfectamente.
Bruscamente seco mi cabeza pelona con la toalla y tomo una profunda
respiración.

Tiempo de enfrentar al Sr. Confusión.

Estoy aliviado de encontrar la habitación vacía. Rápidamente busco mi billetera, pero no está aquí.

Tomando una profunda respiración, entro en la sala de la Suite.
Hay una opulenta área para sentarse, llena de sofás acolchados y suaves cojines, una elaborada mesa de café con un estante de libros brillantes, un área de estudio con una computadora Mac de última generación, una enorme pantalla plasma de TV en la pared y Grey está sentando en la mesa del comedor al otro lado de la habitación, leyendo un periódico.

Me mira imperiosamente. Está usando una camisa de lino
blanca, cuello y mangas sin abotonar. Y yo que preparé una broma por si
le veía usando una corbata. Mierda.

La guardaré para otro momento.
—Siéntate —ordena, señalando un puesto en la mesa. Camino por la
habitación y me siento frente a él, como me indicó. Un momento ¿qué se cree para decirme lo que tengo que hacer? ¿Pigeon? La mesa está repleta de comida.

—No sabía que te gustaba, así que ordené una selección del menú del
desayuno. —Me da una torcida sonrisa de disculpa.

—Eso es muy despilfarrador de tu parte —murmuro, perplejo por la
elección, aunque estoy hambriento.
—Sí, lo es—suena culpable.

Opto por panqueques, jarabe de arce, huevos revueltos y tocino. Grey
trata de ocultar una sonrisa mientras regresa a su omelette de huevos
blandos. La comida es deliciosa.

—¿Té? —pregunta.
—¿No hay Whisky?
Niega con la cabeza notablemente enojado y me pasa una pequeña taza de agua caliente, y en el platillo hay una bolsa de té de Twining’s English
Breakfast. Que se vaya a la mierda, yo no bebo té.

Él me interrumpe antes de que se lo diga:
—¿Secaste tu cabello? —me reprende.
—Soy pelón, Grey. —murmuro. ¿Por qué me preguntó eso? Por si mirada
pareciera que está teniendo Deja Vu .Su boca se tensa en una dura línea,
pero no dice nada.
—Gracias por organizar lo de la ropa.
—Es un placer, Maddox. Ese color te favorece.
Me ruborizo y miro mis dedos.
—Sabes, en verdad debes aprender a recibir un cumplido. —Su tono es
castigador.
—Y ni creas que te daré dinero por esta ropa. Suficiente hice dándote las gracias.
Me mira como si lo hubiera ofendido. Continúo:
—Oye, ¿y si me compras más? Y tampoco estaría nada mal una mejora a mi Harley
—Le sonrío tentativamente.
—Vete a la mierda.
—Ese no es el punto. Además, ¿por qué haces todo esto?
—Porque puedo. —Sus ojos brillan con algo extraño.

—Sólo porque puedas no significa que debas —respondo en voz baja
mientras me arquea una ceja, sus ojos brillando y de repente, siento como
si estuviéramos hablando de otra cosa, pero no sé qué es. Lo que me
recuerda…
—¿Por qué no quisiste venir al bar con nosotros, Grey? —Mi voz es suave.

Baja sus cubiertos y me contempla, sus ojos grises brillando con una
emoción incomprensible. Carajo… mi boca se seca.
—Tengo diarrea. —Hace una pausa y se encoge de hombros lentamente—
. Eso me pasa por comer porquerías en la calle. —Me cago en Parker,
¿tenía que decir eso cuando recién pruebo mi flan?
—Que lo siento, Grey.
—Lamento mi falta de sutileza al decirlo. Maddox, pero no soy el tipo de hombre de flores y corazones, no me interesa tener amigos. Por esa razón tampoco fui con ustedes. Mis gustos son muy singulares. Deberías alejarte de mí.
—Cierra sus ojos como si estuviera dándose por vencido—. Sin embargo, hay algo que me impide alejarme de ti: Tus chantajes, el hecho de Ana y Pigeon son amigas. Pero pienso que ya has descubierto eso.

Mi apetito se desvanece. ¡No puede alejarse! ¿A quién voy a molestar si él se va? Aunque ese Rubio de mierda ya debe varias.

—Entonces, no lo hagas —susurro.
Él jadea, sus ojos abiertos.
—No sabes lo que estás diciendo.
—Ilústrame, entonces.

Nos sentamos mirándonos el uno al otro, ninguno tocando la comida.

—¿Eres Gay? —respiro.

Estúpidos Y Sensuales Personajes De LibrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora