Capitulo 3: Trabajo, trabajo.

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Tumbado y sin poder domir, note que lo limpio que puede ser un techo a comparación del piso. No tenia polvo (o parecia no tener), ni ropa sucia o algun insecto extraño deambulando. Mi apartamento no es tan lamentable como suena, la iluminacion por la gran ventana era bastante buena y daba algo de vida al lugar, solo que nunca lo veo de ese modo.

Tenia dos grandes problemas, el dinero y claro, el maldito dinero, su valor es por dos porque sin dinero no tienes nada y menos eres alguien. Descartes dijo alguna vez -"Cogito ergo sum."- "Pienso, luego existo", y es cierto, pero en este pais aunque pienses mucho sin feria no existes.

Me encontraba ahi, ahogandome entre mi mierda cotidiana. Ese limbo entre gusto extremista y adiccion que a veces cruzaba la linea mas por morbo que por otra cosa. Con media cerveza y algo de ron debia idear un plan para conseguir dinero y rapido.

Tengo 23 años, acabe la prepa como pude y de la universidad solo conocí hasta donde supe que ya no me gustaba, cosa que no tardo. Desde entonces vivo como vivo, tan libre como pueda y sobreviviendo como se deba. No soy ningún gangster ni nada por el estilo, pero he tenido que ensuciarme las manos las veces que he debido para conseguir el dinero que necesito.

Y si no encontraba cualquier cosa tendria que ir a buscar un "trabajito", un trabajito como los llamaba el Don Porfis. El si que era el gangster. Le copió el apodo a Porfirio Diaz porque dice que el es el nuevo dictador, no de México, no de este México. El decia ser el dictador del México de las alcantarillas, del bajo mundo. Desde la prostituta de la colina, hasta del niño que anda repartiendo la droga. El tenia mas ojos que cualquier camara del gobierno en las esquinas y mas dinero del que tu y yo juntos ganaremos en nuestra puta vida.

Su verdadero nombre era Fausto Ramirez. Gordo, muy velludo de todos lados, pelon, un bigote inmenso y una barba siempre mal rasurada. El controlaba todo al rededor suyo, todo. Era comun verlo con un pantalon de vestir cafe, zapato negro, camisas beige claro u oscuro, anillos en ostentosos en todos los dedos, algunas cadenas de oro y como complemento, unos lentes oscuros. Nunca o casi nunca lo vi con otra ropa, aunque si siempre se veia limpia es por que tenia cambios iguales. A mi eso es algo que me da gracia, pero por el respeto que le tengo jamas dije una palabra.

El maldito me tiene cierto aprecio, siempre me dice que soy el hijo que el hubiera querido. Alto, fuerte, listo y con las bolas bien puestas. Incluso a veces me llama asi, como su hijo o su "muchacho dorado". Su verdadero hijo, Sebastian, era un maricon. Un homosexual que a pesar de que siempre se le vio lo afeminadito, a su padre le cayo el veinte cuando lo descubrio parchandose a otro güey en la sala de su casa.

Personalmente no me agradan los homosexuales, pero aun asi no tengo nada contra ellos. Don Porfis era otra historia, el era de la vieja escuela. Cuando se entero de que su unico hijo era un marica le metio una verguiza el mismo. Al güey que se estaba dando lo mando a desaparecer y hasta eso fue un caso bastante sonado en los periodicos, su familia (que tenia cierto baro) estuvo haciendo anuncios en todos lados, al grado que de algún modo se llegaron a hacer publicas fotos del chico decapitado. Don Porfis nunca se anda con mamadas. Quizás por eso todos le lamen tanto la entrepierna, pero yo no. Lo respeto, pero jamas me he tenido que rebajar como otros ni me he visto en la necesidad de pedirle un favor. Yo cumplía, el paga, eso es trabajo. Solo volvía por eso, por trabajo, como ahora, como siempre que lo jodido se vuelve algo peor.

Tome rumbo al metro y me dirigí al eje central, a la altura de Salto del Agua. Justo ahi, junto a un table llamado "Azteca Men's Club". Colorido lugar, lo admito, aunque no es mas que una fachada para la prostitucion y trata de personas. Pero ese no era mi destino, sino el pequeño edificio a un lado. Cuatro pisos, cuatro timbres. Mas que ser departamentos eras dueño del piso, aunque no eran muy grandes.

Don Porfis tenia su "oficina" hasta el ultimo, pero no contesta al timbre. Tienes que llamar a uno de sus guaruras para que le avisen, el ve si te resive. La verdad salio como esperaba, no tardaron en decirme que esperara abajo hasta que me hicieron pasar. Subi con alguien enfrente y otro atras de mi, ambos trabajaban para el Don.

Entre, me limpie los pies y camine hasta la habitación donde estaba con su escritorio, su vista ya estaba fija en la puerta, y eso solo puede decir dos cosas: Le daba gusto verme y ya necesitaba a alguien como yo para un trabajo.

-¡Muchacho!, ¡pasa pasa!, estas estas en tu casa. ¿Te ofrezco algo de tomar?.- Se reia con un puto puro en la boca mientras decia todo esto, definitivamente el maldito me necesitaba.

-Que tal Don Porfis, lo de siempre, por farvor.

-Faltaba mas hijo, ¡¿Que esperan pendejos?! ¡sirvanle un tequila a mi muchacho!- Era bastante agresivo con sus empleados, pero pagaba bien, demasiado bien.

Me sirvieron. Se tumbo en su gran silla acojinada. Se recargo, exhalo de su gran puro y dijo:

-Cuentame hijo, ¿Por que estas aqui? ¿Ya te falta el dinero cierto?.- Dijo con una sonrisa y entre cerrando los ojos. -Te conozco, tu no visitas ni la tumba de tu padre, debes estar mas necesitado que un perro de la calle. Pero hablemos de negocios, ya te tengo un trabajito. -

Mierda, me conocia tan bien como yo a el. Sabia que aceptaria cualquier cosa, pero yo se que puedo llegar a un buen trato.

-¿De que se trata?

-Necesito que me traigas a alguien, necesito que sea pronto, de la forma que tu quieras, me vale madre mientras sea ya.

-Un secuestro.

Volteo a ver a sus hombres y dijo:
-¿Lo ven, ven porque es mi puto hijo? Ya sabe lo que debe hacer y lo hace, lo he cuidado desde que estuvo solo y mirenlo, crecio bastante bien el cabron.- Se volvio hacia mi y continuo. -Me gustaria que llevaras mis genes, hijo, en verdad que si. Aqui esta toda la información que tenemos.-

Venia en un folder y al abrirlo vi la foto de una adolecente, casi era una niña, solo tenia 14 años. Su nombre era Marisol Preciado Huerta. Hija de algun diputadillo de la ciudad. Mi trabajo era secuestrarla y llevarla a un lugar designado en el folder.
Tenia horarios, fotografias, nombres y cualquier dato relevante sobre cualquiera que estuviera cerca de ella, solo faltaba alguien que concretara la operación y ahi entro yo. El golpe debía de hacerse antes de un mes, ya estaba todo listo, incluso tendría la ayuda de 3 hombres de Don Porfis.

-¿Que dices, muchacho? La paga es buena, ¿Aceptas?

-Si.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2019 ⏰

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