Capitulo 1: Una perfecta mañana.

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Y bien...
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Son las tantas y pico de la madrugada, la temperatura es baja, quizás tanto como para hacer visible el aliento y congelarme las bolas. La almohada es suave y tibia igual que las sábanas con el edredón, este pequeño colchón individual hace que mi cuerpo disfrute del calor. Alze un poco la mirada solo para notar que todo seguía exactamente igual. Ahí está aquella pequeña televisión puesta junto a mi, aquel balón sucio junto a la puerta, el colchón sobre el que estoy postrado en la esquina. La ropa limpia en el estante al lado de la ventana y la que no, formando una montaña junto. Era una montaña de camisetas sudadas, de calcetines apestosos, de boxer's ligeramente mequeados. Siempre hubo una chica que los limpiaze, ¿sabes de lo que hablo?.

Después, una ventana modesta que estaba de frente a la puerta de entrada y salida. Dicha que siempre tuvo un inseparable perchero a su lado. Mierda, esas cosas si que me gustaban; sentía que daban elegancia a un lugar por más lúgubre que fuese. En fin, creo eso es la habitación principal. A la izquierda del cuarto había otra mierdita de 1.5x1.5 llamada: "baño". Era tan pequeño que si alguien caga no puede ducharse otro y a la inversa, y por alguna razón tenia enfrente de ese otro cuarto que era prácticamente del mismo tamaño que la habitación principal, -¡Mi jodida cocina era enorme!... Con una mesa que ni mesa era... (era un carrete gigante para alambre que cuando lo vi en la calle decidí llevarlo rodando a mi casa, lo pinte y lo barnice). Un refrigerador viejo, más viejo que mi viejo, seguro a papa le daría risa que lo conserve. El fregadero y una pequeña estufa electrica de dos hornillas que me dio la decrépita vecina del piso de arriba porque nadie más la quería. El resto del espacio se reducía a ser polvo sobre polvo y algunos insectos.

Ese era mi pequeño apartamento de renta a nivel de suelo, pues siempre odie las escaleras.

Mis respiraciones eran profundas y lentas, mis parpadeos suaves, la visión se nubla y los vuelvo a cerrar. Sin ninguna razón luchaba por no quedarme dormido, solo volvía a abrir los ojos para cerrarlos de nuevo. Quizás después de un minuto o dos repetía el proceso. Por cada vez que esto pasaba empezaba un sueño diferente, hasta que eventualmente no sentí cuando los deje cerrados y me quede dormido en su totalidad. Esa noche tuve al rededor de 20 sueños de los cuales no recuerdo a grandes rasgos ni uno.

A la mañana siguiente me deslumbran las paredes blancas, veo el piso imitación de madera térmica y me envuelvo de nuevo en las cobijas. Bosteze, me estire y... y diablos... en serio no quería pararme. Sabia que si lo hacia en algún momento me aburriria estar en la casa así que saldria, y seguro ahí estaría la administradora (la decrepita de la estufa) esperando a que pague la renta, o mandaría a su hija la solterona que fue abandonada por su esposo. Te juro que con hablarte la perra puede contagiarte la depresión, seguro lo que necesitaba es algo del buen sexo, quizás ya se le tapó.

Sin mas, me decidí a pararme de la cama e ir a la cocina. Puse tres huevos en la sarten. Me percate de la poca flama que salia de la estufa, por lo tanto se estaba acabando el gas. ¡Verga... Tampoco tengo dinero para eso!. Quizás ya no debería gastar tanto en el vicio. ¿Cual es el vicio?, casi cualquiera es bueno; la bebida, la hierba, el polvo blanco, los dextrometorfanos. Lo admito, me generaban mas gastos que placer, pero nunca deje mis vicios y hoy no sería el día. Desayune y me vestí con unos jeans verde militar, una playera blanca, unos tenis cualquiera y mi collar de la suerte. (Seguro nunca me la dio, pero me gustaba decir que si.)

Mi cabello no es ni tan largo ni tan corto, no tengo muchas opciones, solo lo hago un poco de lado y parece entre peinado y despeinado. Quite mi poco bigote, deje algo de barba, me puse desodorante y algo de colonia. Estaba listo a salir a lo mismo de siempre. Buscar un "jale" que me permitiera tener algo de dinero en la cartera.

Apenas abrí la jodida puerta y escuche una voz irritante, esa que solo tiene el cerdo obeso de mi vecino de junto; Héctor Gonzalez. Gordo, ¡realmente gordo! de piel blanca, semi calvo, mirada perdida, con su olor a muerto que transpira por no tomar agua y comer mierda tras mierda. El infeliz salió a reclamar que hace dos noches unos golpeteos y "sonidos indecorosos", como el les llamo (-vaya mariconada para no decir gemidos.-) provenientes de mi departamento no lo dejaron dormir... ¿Es en serio? ¿Se viene a quejar de que estaba echándo un "polvo" porque el no lo ha hecho en años?.
Alzó su puño y lo agitó, en el tenia agarrado un periódico. -¡Deberías ir a un puto hotel, este es un edificio desénte!- me dijo. Decidí seguir caminando e ignorarlo hasta que: -¡Aparte de molesto, marica!-... Mierda, doble mierda, en serio debió haber cerrado el hocico. Me voltee y camine hacia el. El gordo iba a decir algo. Sseguro algo idiota como "-hasta que por fin volteaste" o una pendejada similar. Pero mi puño llego primero. Después del putazo se cubrió con una mano la boca y con la otra siguió apretando su periódico barato sobre su rodilla. Me acerque a el, lo tome de su fétida playera y le clave la mirada. Fue lo bastante penetrante para que cagado del susto se encogiera de hombros, sus pupilas se contrajeran, el sudor le brotara a lo doble. Incluso le tembló el puto labio. -No seas tonto, ¡te demandare si me haces algo!-, me lo dijo con voz entrecortada y se empezó a reir como si tuviera el control. Y respondi: -¡¿Y exactamente que me vas a quitar?!-, le di un cabezazo a la nariz y se tumbó al piso, casi llora como un niño haciendo berrinche.

Nadie salio a ver, ni se asomo siquiera. No paso nada a pesar de los gritos y el lloriqueo del marrano, más al caminar por el pasillo sentí miradas, muchas miradas, seguro todos estaban tras las mirillas de las puertas observando mi caminar. No hize mas que salir del edificio, pero estaba tan brillante afuera que la luz me hizo cerrar los ojos. Entonces solo asi por un instante logre concentrarme en los sonidos. El claxon de los autos, el ruido de los camiones, los sonidos de una construcción cercana. Si... sonaba a mi ciudad. Los abrí de nuevo y seguí mi paso.

GUNS N' LIFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora