Cuarto.

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La chica seguía parada en medio del pasillo observando como Justin se iba abrazado con la que había considerado una de sus mejores amigas.

Cuando perdió de vista a Justin, se dirigió a uno de los casilleros y lo golpeó. Se apoyó de espaldas en este, deslizándose hacia el piso para colocar su cabeza entre sus rodillas y llorar como una bebé.

Estaba rota. Malditamente rota.

El dolor que sentía en el pecho era insoportable, al mismo tiempo sentía un gran vacío dentro de ella, peor que el había sentido ayer. Sólo quería ir a su casa y tirarse a su cama a llorar o tal vez dormir y ya no despertar más.

Se sentía la peor mierda de todo el planeta.

Por su culpa Justin la había dejado, por débil, por no saber enfrentar sus problemas y sólo arreglarlos con llanto y más llanto. Era una estúpida, idiota, imbécil y todos los insultos que pudieran existir en este maldito planeta.

Oficialmente estaba sola. No tenía a nadie.

Los sollozos no dejaban de salir de su boca y estaba segura que no pararían hasta que sus lágrimas se acabasen.

Se sobresaltó al sentir una mano acariciar su cabello, sin embargo no se movió.

Sabía que era Dylan.

El timbre sonó indicando que era hora de entrar a su primera clase, ella no le prestó atención. No pensaba ir a clases, en realidad sólo quería recuperar fuerzas para poder ponerse de pie y salir corriendo.

No supo exactamente cuantos minutos pasaron, pero sabía que habían sido muchos cuando de pronto sintió a Dylan dejar de tocar su cabello y sentarse a su lado.

—Él es un total imbécil. No te conozco mucho, Kelsey, pero estoy seguro que eres una gran chica y eres más fuerte de lo que piensas.

—¿Cómo puedes saberlo, Dylan? Tú lo acabas de decir, no me conoces. —le contestó alzando su cabeza con la mirada fija en el piso después de limpiarse las lágrimas.

El pelinegro tomó su mentón de forma delicada e hizo que lo mirara directo a los ojos.

Kelsey tenía el maquillaje corrido, pero aún así se veía linda, fue lo que pensó Dylan. Este sacudió la cabeza alejando aquel pensamiento y habló.

—Lo sé porque veo la fortaleza en tus ojos. No debes llorar por ese imbécil y déjame decirte algo —se acercó a su oído— Tú estás más buena que aquella chica.

Kelsey dejó salir una pequeña risa golpeándolo despacio y Dylan la acompañó del mismo modo.

—Tonto. Gracias, supongo. —trató de sonreirle, pero su lugar sólo pudo hacer una mueca.

Dylan frunció el ceño.

—Oye, no. Yo quiero una sonrisa sincera. Ahora.

—Lo siento, no puedo.

El chico la miró con una pequeña sonrisa.

—Oh, por supuesto que puedes.

De un momento a otro, Dylan estaba encima de Kelsey haciéndole cosquillas y ella estaba riendo.

—¡Para! ¡Dylan, no! —reía mientras trataba de alejarse de su –se podría decir– nuevo amigo.

—¡Entonces sonríe de verdad! —le gritó siguiendo haciendo cosquillas.

—¡Está bien! ¡Está bien! —exclamó.

Dylan la dejó tranquila y entonces Kelsey sonrió exageradamente.

—Bueno... si, mejor no hubieras sonreído. —la fastidió.

Kelsey abrió la boca fingiendo indignación.

—¡Hey!

—Es broma, es broma. —confesó riendo—. Tienes una bella sonrisa.

Ella se sonrojó.

Dylan se paró y le tendió la mano.

—¿Qué te parece si dejamos este ambiente tan estúpido y melodramático y me acompañas a tomar algo?

—Tienes que ir a clases. —replicó aún desde el suelo.

—Nop, te equivocas. Yo tengo que animar a esta chica en vez de ir a la aburridisima clase de Historia. Así que... ¿vamos?

Kelsey lo pensó por unos segundos.

Necesitaba distraerse para dejar de pensar en el idiota de Bieber.

Al final, aceptó la mano de Dylan y se paró.

Él pasó su brazo alrededor de los hombros de Kelsey y antes de empezar a caminar, la abrazó muy fuerte y dejó un beso en su frente.

—Estarás bien. Recuerda que después de la lluvia...

—Sale el sol. —terminaron los dos al mismo tiempo y sonrieron.

Después de eso, ambos  empezaron a caminar hacia la salida del colegio.

Dylan sonriendo y Kelsey sintiéndose una milésima mejor.

(...)

—Al final, no eras tan idiota como pensaba. —le dijo a Dylan cuando ambos salían de la cafetería donde habían estado minutos antes y empezaban a caminar.

—Hey, eso dolió. —contestó el chico.

—Esa era la intención.

—Eres mala. —la observó Dylan con el ceño fruncido.

Kelsey sólo rió bajito.

—¿Kelsey? —oyó una voz detrás de ella.

La ya nombrada volteó a ver a la persona que la estaba llamando y al sólo verla sonrió y corrió a abrazarla.

—¡Anne! —exclamó mientras rodeaba a su mejor amiga -la única ahora- con los brazos—. Pensé que volvías en cuatro días más.

—Lo iba a hacer, pero llamaron a papá del trabajo diciéndole que tenía que volver antes y bueno, aquí estoy otra vez. —explicó su pelirroja mejor amiga separándose de Kelse un poco—. Te estuve llamando, pero tu celular estaba apagado. Le marqué a Justin, pero tampoco me contesta.

El sólo escuchar ese nombre, a Kelsey se le llenaron los ojos de lágrimas.

La herida en su corazón estaba fresca.

—Hey, amiga. Yo me he esforzado mucho en subirle el ánimo como para que la hagas acordarse de ese imbécil. —le reprochó Dylan a Anne.

Anne lo miró con la frente arrugada.

—¿Quién rayos eres tú y por qué me hablas así? ¿Y por qué quieres llo... no, amiga. Tranquila. —la volvió abrazar y esta vez más fuerte— ¿Qué pasó con Justin, Kelsey? —le preguntó confundida.

—Yo... no quiero hablar de eso ahora. —contestó Kelsey limpiándose una lágrima que caía por su mejilla.

Su mejor amiga la quedó mirando sin separarse de ella.

—Tenemos una conversación pendiente. No sé que pasó, pero sabes que yo siempre te apoyaré y estaré para ti.

Bueno, tal vez no estaba tan sola.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2018 ⏰

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