La Carta

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Querido amor,


Te escribiré esta carta breve, en lo que el cigarro en mi mano se me apague y el humo se logre llevar mi tristeza.

Querido amor, quiero empezar contándote que he conocido a tu gemelo malvado; el desamor.
Lo conozco desde hace tiempo ya, se presentó como una persona atractiva, galante, sensual y muy coqueta, encantadora en su total mirar, no pude desviarme de su encuentro, arremetió contra mi noble e ingenuo corazón sin tener escapatoria. Anduve envuelto en su falso querer, me arropé de sus mentiras y morí en vida tratando de ser feliz. ¡Era toda una farsa!, tu gemelo es un ser cruel y despiadado porque siempre al término de aquel encantamiento terminé triste, con lágrimas entre mis mejillas... Y odiándote a ti, querido amor, porque siempre andabas ocultándote en mi vida, pero hoy, hoy quiero escribirte esta carta para hacer que aparezcas.

Querido amor, aparece ya, ¡quiero conocerte! Deja de ocultarte entre falsos cupidos, deja de esconderte entre mis tristezas, deja de observarme desde tan lejos. Déjame verte a través de un verdadero ser de amor, déjame encontrarte y que me encuentres a mi, porque yo soy tuyo y tu de mí. Déjame amanecer con tu verdad, deja que venga la tarde con tu ternura y déjame acostarme con tu paz. ¡Vamos, aparece ya! se que eres lo más grande de este mundo, te necesito ahora, ya no quiero oír de memoria mi corazón romperse. Quiero oír tu risa tersa en mis oídos, quiero sentir tu suspiro en mi corazón como una brisa galopante, quiero sentirte en el abrazo de una única persona y quiero sellar tu bienvenida con un beso que me haga pensar en que te hallé y que así nunca podré soltarte.

Querido amor, siempre te amaré incluso sin conocerte porque sin sentirte sé que existes, aún no en mí, pero se que existes. Te amaré incluso con tu juego de escondidas, te amaré incluso con todas las pruebas en el camino que me pusiste pero, el día en que pueda verte con los ojos de mi alma, será la única vez que llore pero de alegría, porque cuando te encuentre habré encontrado mi felicidad. No te pido mucho, no te pido rostros angelicales, no te pido cuerpos esculturales, te pido solo un corazón noble y es que no podría pedirte más, solo te pido que llegues y que me prometas que nunca te irás... pero...

Querido amor, incluso si no llegas... Te seguiré esperando igual...

Una carta para el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora