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somete a tu uke a una tortura lujuriosa aunque el llore o se niegue

Sasori reía divertido mientras le daba su ultimo toque a su nueva obra de arte

- emocionado Deidara?

-maldito!, suéltame, me las pagaras como te atreves a hacerme esto, hun!- grito Deidara el cual estaba tumbado sobre la cama

Sus brazos se encontraban completamente estirados asía arriba , asiendo que sus muñecas estuvieran juntas y atrapadas por unas esposas que estaban atrancadas en la cabecera de la cama. Deidara llevaba los ojos tapados con su banda que usualmente la portaba en la frente, su cuerpo se hallaba prácticamente al descubierto, solo llevaba puesto unos ajustados bóxers de color negro que le asían contraste al tono de su piel. Y por ultimo, las piernas de Deidara se hallaban separadas, gracias al cable que sasori tenia en su vientre, este estaba enrollando las piernas del rubio deslizando poco a poco el ajustado bóxer que tenia el oji-azul

-hoy luces bastante provocativo- ronroneo Sasori tomando un kunai, se coloco entre las piernas del rubio, tomo una de las pálidas pero bien formadas piernas de su uke y la coloco sobre su hombro, mientras enterraba el kunai sobre el muslo de Deidara, asiendo que este gritara por el repentino dolor

-no… déjame…- chillo Deidara

Sasori inclino su rostro hasta el muslo y lamio la herida de una manera bastante sensual, el pelirrojo hizo unos cortes mas en el mismo muslo, degustando el liquido carmesí que salía de las heridas y al mismo tiempo se deleitaba de los gritos y gemidos de Deidara

Sasori se deslizó encima del cuerpo de su uke, sin apartar la pierna de Deidara que reposaba en su hombro

Sasori mordía con frenesí la delicada piel de el oji-azul dejando marcas rojas en la piel de Deidara, marcando un trayecto desde el plano abdomen de Deidara hasta su delgado cuello

-Da..nna, mis muñecas me duelen- se quejaba Deidara ante la presión que las esposas ejercían en sus muñecas

Sasori ignoro el comentario de su uke, empezando a "acariciarlo", entrando sus uñas en la piel de el oji-azul en el proceso y dándole uno que otro pellizcó o golpe al cuerpo de su inofensivo y desesperado uke, que lloraba, gritaba, suplicaba ante cada "caricia" que le "regalaba" su Seme

Sasori se aseguro de que el cable de su estomago rompiera los bóxers del Rubio y sin mas preámbulos se posiciono en la estrecha entrada de Deidara

Sasori se inclino hasta el oído de Deidara, mordiendo el lóbulo de la oreja de este, asiéndolo jadear de dolor

-listo Deidara?, ya viene la mejor parte…- susurro sasori entrando de una sola estocada en su uke, mientras este gritaba de placer ante el rudo trato que le daban

10 mandamientos de un SemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora