Capítulo 3

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Admiré boquiabierta los grandes ventanales que desde fuera parecían ser unos simples cristales rotos, las literas se alzaban pegadas a los laterales de madera de aquella cabaña, estanterías repletas de libros , repletas de armas cubrían las paredes allí donde éstan carecían de literas.

Al fondo y en la esquina se situaba una pequeña habitación cubierta y cerrada.

—Mañana serán tus pruebas, según lo que hagas frente a los jefes, entre los que me incluyo, podrás optar a los mejores   y las mejores cabañas–dijo Tyler , quién se situaba detrás mía.—Por ahora perteneces a la cabaña de los mejores luchadores, la cabaña 13.

—No me han visto luchar , ¿por qué estoy en la mejor cabaña?–pregunté.

—Verás , normalmente los novatos van a la cabaña 1,por que en la que te han puesto ahora residen los jefes, pero los rumores se expanden rápido aquí.

—Aja–coincidí , mirándolo a los ojos.

—A lo mejor no lo notaste pero Will y Jane te rescataron cuando te vieron en el bosque–dijo él mirándome igualmente.

—Si que lo noté–ignoró mi comentario y siguió hablando.

—Antes de rescatarte estaban revisando la ciudad, saltaron las alarmas del campamento cuando Fostern fue atacada, no estaban solos, nuestros equipos se repartieron las casas para repasarlas, en la tuya encontraron la puerta hecha trizas, restos de sombras...

—¿Qué son las sombras?–lo interrumpí.

—Los seres que viste entrar en tu casa–respondió, haciendo que el recuerdo volviese a acatar la atención de mis pensamientos y produciéndome un ingrato escalofrío.

—Sigue explicando–le pedí, cambiando de tema.

—Encontraron el rastro de sangre que tu herida produjo y así te en encontraron, pero hay algo más–hizo una pausa y añadió.—Will pudo asegurar que cuando te encontraron tu piel brillaba con un color dorado y luego, según él, se apagó.Todos creen que eres la elegida por la luz, el alma qye portará su poder, mataste a la sombra, nadie ha hecho eso sin entrenarse antes–me miró a los ojos a la espera de unas palabras que no pronuncié

Era demasiada información que asimilar así que Tyler me indicó la litera en la que dormiría, cerca de una estantería llena de libros y una ventana.

—La cama de arriba está libre, de bajo duerme Ann, creo que bueno...–se rascó la nuca incómodo.—Espero que puedas adaptarte.

Esa misma noche los últimos acontecimientos se formaron en mi cabeza tornándose lo que eran, una pesadilla, en ésta, mis padres se hallaban  oscuras, no podía ver sus rostros pero gritaban, intentaba taparme los oidos, pero gritaban más y más fuerte, entonces una luz hizo todo desaparecer, su voz era melodiosa, teñida de la esperanza tan ansiada por todo ser humano.

—¿Quieres saber quién soy?–dijo aquella luz deslumbrante.—Mi historia se remonta mucho atrás...

La imagen cambió y vi a una niña corriendo por los verdes campos, en su mano derecha sostenía una cesta con flores, en la izquierda tambien una cesta, esta vez con fresas, la niña reía y su risa disipaba cualquier dolor, cualquier duda,su risa trazaba el camino de aquellos perdidos en la oscuridad, no lo vi, nadie me lo dijo, yo misma lo sentí.

Súbitamente, un hombre se hallaba delante de la dulce infante, su rostro desprendía calma y sabiduría, el hombre alzó la mano y en ésta se encontraba ahora una extraña bola de luz, el hombre puso aquella luz sobre el corazón de la niña, admiré como él desaparecía, y como a ella se le iluminaban los ojos y las comisuras de su boca se alzaban al cielo en una radiante, no radiante, esperanzadora, sonrisa.

Me levanté sudando, las palmas de las manos me sangraban allí donde se colocaban las marcas de las uñas que tanto había apretado, respiraba agitadamente y sentía el latir del corazón bailar en mi pecho, una cabeza  se asomó por el borde de mi cama.

Tenía el pelo color oro y los ojos azules cono el mar, tipo de chicas que se creen superiores que todos por sus caras bonitas, claro que yo nunca fui de las que juzgaba sin conocer.

—¿Pesadilla?–preguntó.

—Eh...–"venga verguenza, no aprezcas ahora"me dije a mi misma.—Sí.

—Una se va acostumbrando aquí, me llamo Ann–dijo estirando la mano, se la dí.

—Soy Harley.

—Bueno Harley, no creo que te guste oirlo pero, hoy son tus pruebas así que levanta, te daré tu equipo de lucha–se dio la vuelta y volvió a los pocos minutos con un traje algo raro, era de color blanco, tanto por delante como por detras había una "L"  de un metal dorado, ese mismo material se situaba en rodilleras, hombreras, y coderas, no eran como las protecciones feas de los patines , sino unos hermosos adornos que hacían que pareciera un ángel con aquello puesto.

—Vale–dijo Ann.—toma estos zapatos–más que zapatos de lucha parecían hechos para parecer bonitos, pues eran del mismo metal que los detalles del traje, era asombrosamente cómodo.

—Colócalo en la cama, pon la mano en el símbolo dorado, luego di tu nombre y apellido, espera un poco y di la palabra "Light" esto es solo al principio, para quitártelo y volber a ponértelo solo di de nuevo "Lighg" –me sonrió nerviosa apremiándome a hacer lo que me había dicho.

Coloqué la mano en el símbolo.

—Harley Walker

Esperé un poco.

—Light

Todo se volvió del color de un rayo de sol y el traje se hallaba colocafo cómodamente en mi cuerpo.

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El edificio de aquel árbol que había visto al principio era un gran pabellón, claro está, de madera, donde se colocaban a los laterales miles de cables y aparatos que según me había prometido Ann, simularían un ataque de trece sombras, cada cual más difícil.

—Elige arma–me dijo el feo hombre que se encontraba junto amí en la habitación de luchadores, y lo dijo gritando, intentando hacerse oir a través del jaleo que producín todos lo que habían ido a verme luchar.

—¿Qué...–no me dejó terminar, sin ni siquiera un arma en las manos me lanzó al centro de la estancia, pude ver a todos los que coreaban que empezaran la lucha, arriba, en un palco, me miraban los jefes.

Se apagaron las luces, se apagaron las voces, se encendió el miedo en mi corazon.

—Mierda–susurré, ¿Por qué no cogí un arma?

Luces Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora