Capítulo 7

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Unas manos me zarandeaban, abrí los ojos parpadeando y mis ojos se acostumbraron la la leve luz de la bombilla.

-Harley-dijo Will.

-¿Qué pasa?-me incorporé mientra estiraba los brazos y bostezaba.

-Nathan ya me ha dicho como vamos a salir de aquí-sus ojos brillaban de ilusión, salté de la cama.

-Va, venga, ¿cómo salimos de aquí?-pregunté impaciente.

-Los guardias vendrán dentro de poco, antes de que te inyecten esa cosa, invoca la espada dorada esa que tienes-dijo.

-Sí, ¿y luego?

-Luego, da un golpe con ella en la esquina derecha del muro de barrotes, aunque no lo veas, ahí esta el pequeño generador de energía que hace que hace que los baerotes sean indestructibles...

Will fue interrumpido por suave sonido de pasos, pasos lentos, pasos inhumanamente medidos, pasos de una sombra.

-Oh no-los ojos de Will se abrieron hasta quedar como dos círculos perfectos.-Harley, ya vienen-su boz era tartamudeante y su tono teñido de terror, no podía ser para tanto, y estonces, lo vi.

Era un ser horrible, caminaba levemente jorobado, su pelo era blanco como la nieve, iba descalzo dejando ver las horribles garras que tenía por pies, su atuendo era un andrajoso y viejo traje lleno de agugeros y manchas de...De sangre.

La respiración se me entrecortó y me quedé quieta, sabía el plan, lo acababa de escuchar, pero estaba paralizada, inmóvil de terror.

Will comenzó a caminar temeroso hasta la sombra para que ella acercara una sucia aguja a su cuello, sus ojos me miraban suplicantes, y todo se movía rápido, demasiado rápido.

La espada dorada beillaba ya en mi mano, hería la sombra con ella metiendo la espada entre los barrotes, el arma volvió a brillar en direccióna la esquina superior, hice caso omiso de los rugidos del los seres y los gritos de los presos, los barrotes parpaderon y desaparecieron, no dudamos un segundo y corrimos hacia la libertad.

Repetí el mismo movimimiento en la celda contigua mientras Will no dejaba a las sombras acercarse, Nathan corrió hacia nosotras y empezamos a mover las piernas de nuevo.

Los músculos me quemaban, la garganta me ardía de la respiración.

-WILL-grité como pude.-¡Hay que encontrar a los demás!-hacía un rato que todo había vuelto a su usual orden, lo cual era bastante extraño, dado que tres presos campaban a sus anchas por la cárcel, olía a trampa, pero era la única salida.

-¡Yo iré por la derecha!-grité al ver que el camino se dividía en dos.-¡Ve con Nathan, si encontrais a los demás esperadme, volveré a buscaros!

-¡Está bien, buena suerte!-no me molesté en contestarle y seguí coreiendo, los pasillos se alargaban tanto que no parecían tener fin, los presos me veían correr, pero no gritaban ni hablaban, solo me miraban con los ojos muy abiertos, abrías las bocas como para decir algo, pero no emitían ningún sonido.

-Oh-dijo una voz, burlona y divertida, tono de superioridad.-Harley Walker-me giré como movida por un resorte para ver claramente a un chico, tenía el pelo blanco, como una sombra, pero vestía adecuadamente, incluso vestía galan, las uñas perfectamente cuidadas los zapatos totalmente limpios, y apuesto, pero letal, lo podía ver en su mirada, una mirada llena de fuego,ojos rábida, dolor, pero, de odio, un odio antiguo, un odio nacido de la venganza.

-¿De verdad pensabas?, ¿Por un segundo?, ¿Qué lograríais escapar?-cientos de sombras empezaron a salir de todas partes, algunas, efectivamente, de las sombras, otras simplemente, aparecían, el chico rio interrumpiendo el hilo de mis pensamientos.-Que ingenua, ¡Traedlos!-dijo.

El grupo de las sombras, ya un ejército, algolpado a sus espaldas se removió, 9 adolescentes y un  hombre viejo salieron a empujones atados de pies y manos, se quedaron quietos en el suelo, miré entre todos ellos para comprobar que estaban bien, y lo vi, tenía los ojos cerrados, su labio roto goteaba sangre, al igual que una herida en la frente, y no aguanté más, ¿Y si había muerto?, ¿Y si había muerto Will?

La espada dorada volvió a mi mano, la furia brillaba en mis ojos.

-¿¡QUÉ LE HAS HECHO!?-la sonrisa desapareció de su estúpido rostro.

-Cogedla-dijo tranquilamente.

Las sombras empezaron a avanzar.

-Ah, no,no,no,no-rei, había cambiado, mi rostro mostraba un aspecto letal, una sonrisa sarcástica iba acompañada del leve brillo fulminante de mi mirada.-Siento deciros que aquí se acaba esta mierda-clavé la espada en el suelo, los cimientos crujieron mientras mi rostro se desencajaba por el esfuerzo, las sombras se tambalearon y uno a a una fueron cayendo.

Respiraba agitadamente, despegué la espada del suelo, el chico estaba de pie, lleno de polvo, lleno de sangre, pero en pie.

-Esa tontería no funcionará conmigo-sacó su propia espada de la funda y la envainó, alcé los hombros.

-Como quieras-fruncí el ceño con determinación.-Empieza el juego, sombra.

-Bien, pero creo-las luces se iban apagando a cada palabra que pronunciaba.-Que es hora-las bombillas seguían perdiendo su brillo a una velocidad superior.-De que juguemos-solo quedaba una única bombilla encendida, sonrió.-A mi manera-y nos cubrió la oscuridad.

Luces Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora