¿Dónde estas?

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Salí del departamento de Izaya al medio día. Después de llamar a su teléfono cincuenta veces y ninguna de esas cincuenta veces me respondió, terminé por lanzar mi telefono contra la pared. Me había cansado de escuchar el quisquilloso sonido de la casilla de voz.

Caminé hasta Ikebukuro pensando encontrarlo en el camino, pero fue inútil porque el bastardo no estaba en ninguna parte. Entonces recordé mi trabajo y que por culpa de esa estúpida pulga lo había olvidado. Todo era por culpa de Izaya, quizás la apestosa pulga no quería contestarme y yo aquí preocupándome por él como un imbécil.

_ Maldito bastardo, solo espera hasta que te encuentre - dije con rabia y sacando un poste de luz. Lo perseguiria con uno de esos una vez lo encontrara.

Pero tenía que ir por Shinra antes de buscar a Tom - san. Tenía el brazo hinchado y con sangre coagulada, en la mañana solo era un moretón, pero con el paso de las horas había empeorado. No podía recordar dónde me la había hecho. Mis recuerdos eran fugaces y no tenían relación entre sí. Pero el recuerdo que más me atormentaba era el de el rostro de Izaya. La pulga lucia muy asustada en mis memorias.

No quería pensar mucho en ello, porque quizás mi mente me engañaba; o quizás quería negar la verdad. Temía haber roto nuestra promesa, sobre todo porque Izaya sonrió con diversión cuando puse la fecha limite de nuestro acuerdo. Él esperaba que yo rompiera la promesa, estoy seguro que él quería que fuera yo el que rompiera la promesa. Maldita pulga, a veces no entendía como había caído en sus riendas, cómo diablos me había convertido en uno de sus títeres. No entendía y aunque me hacía todo un lío buscando una razón, olvidaba todo cuando lo tenía en mis brazos, cuando me recostaba en su pecho o estabamos hablando.

Cuando llegué a la casa de Shinra él lucia muy preocupado, al principio me recibió con una sonrisa como siempre. Pero después, cuando empezó a curarme se puso serio.

_ ¿Izaya está bien?

_ Y cómo pudiera saberlo si no me contesta las llamadas - dije un tanto enojado e inhalando el humo de un cigarrillo

_ Se escuchaba nervioso cuando me llamó en la madrugada, me preguntó por un calmante o una anestesia que funcionara rápido

_ ¿No te volvió a llamar?

_ No; y es eso lo que me trae inquieto, es que Izaya no suele preocuparse, su voz no era la misma... además...¿Fue Izaya el causante de esta herida?

_ Ya te dije que desperté con ella en la mañana, no lo recuerdo

Me levanté y me coloqué la camisa. No recordaba lo que había sucedido la noche anterior y en cada instante la situación del paradero de la pulga me ponía peor. Ahora si estaba preocupado. Mi mente se retorcia con aquél pequeño recuerdo de su rostro aterrorizado, inventaba una historia para darle explicación, llenando vacíos con hipótesis que yo mismo me negaba a creer.

_ Shinra te comunicas conmigo si vuelve a llamarte

_ Esta bien... Pero Shizuo

_ ¿Qué? ¿Qué pasa?

_ Shizuo puedes no forzar tanto a Izaya, él no es bueno en estas cosas, sé que te da la sensación de que lo tiene todo controlado, pero no es así

Pensé en Izaya. Siempre jugando a tener la razón, el control de todo y el poder sobre todos. Siempre intentando sentirse como un dios aunque sabía que no lo era. Izaya fue siempre tan inocente en sus mentiras. Shinra no necesitaba decírmelo, yo conocía a Izaya, no lo necesario pero lo suficiente para entender esa parte de su personalidad.

Izaya era...cómo decirlo...él era tan, bueno creo que era una pulga molesta y pretenciosa. Pero habían veces en las que él mismo se hundía o en las que jugaba a ser normal, aquellas veces no sabía si burlarme o sentir lástima.

De todos modos mi amor, si es que puedo llamarlo amor, por la pulga no era del todo poético o del tamaño del sol o lleno de tantas palabras dulces de significados intensos. Yo estaba seguro que quería a esa cosa y por eso la aguantaba, estaba seguro que su cuerpo me daba deseo y que teníamos algo de que hablar por al menos cinco minutos antes de empezar a pelearnos. Estaba seguro porque había propuesto los tres días con la esperanza de disminuir un poco nuestros pleitos, pero ahora todo había empeorado.

Empezaba a recordar que ayer, en nuestro último trabajo, fuimos con Tom - san hasta un bar. Ahí esperamos a alguien que nunca llegó y para no caer en estrés empecé a tomar.
Y luego fui a la casa de Izaya, y después...después...no sé qué pasó.

_ ¡Maldita sea! - tiré el cigarrillo de mis labios. Estaba harto de pensar tanto y no llegar a nada. Si había alguien que sabía lo que había sucedido, ese era Izaya. Solo él podía decírmelo. Pero no tenía idea de dónde estaba.   

Entonces como obra del destino percibí el olor de la pulga cerca. No hace mucho que había pasado por esa calle; y su olor marcaba un solo camino.

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Capítulo pequeño, historia pequeña, la autora también es pequeña :,v

Gracias por leer y un agradecimiento eapecial para los que dejan estrella. Es que asi me dan la opcion de acosar su perfil (no hago eso, bueno quizás sí) ❤❤❤
Atte. Princess Lemon

Después de unos tragos (Shizaya)TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora