C r u e l D e s t i n o ~Yuuyu~

t w o

Como si de una escena triste de cualquier película romántica se tratara, empezó a sonar de Say Something, tanto dolor en mi pecho me haría enloquecer.

~

No podía hablar, mi Yuuri, mi cerdito, mi más grande amor,
¿Acaso me engañaste?

-Yurio, mi gatito...¡N-no llores!— intento acercarse y abrazarme, pero lo aparté de un manotazo y un empujón

-¿¡Nunca signifique nada para ti, maldito mentiroso?!— le grité, llorando sin ningún impedimento. —¿¡Solo fuí tu juguete sexual durante estos 2 años?!— me tapé la cara con las manos, mi impotencia se había elevado al máximo.

—¡Estos 2 años han sido los mejores de mi vida, Yurio! ¡Viktor jamas me hará tan feliz como tú, has logrado sacar lo mejor de m...!— Su cara llorosa y su voz quebrada se vio interrumpida por mi grito de histeria

—¿¡Y entonces por qué lo elegiste a él?! ¿¡Que tiene él que no tenga yo?!— Exploté, mirándolo a los ojos y asegurándome de que viera lo herido que me sentía.

Él no respondió, se tiró a mi lado y, sin tocarme, comenzó a llorar desconsoladamente también;

Repitiendo la misma mentira

Una

Y otra

Y otra vez...

"Yurio, te amo"

-Callate...callate, maldito mentiroso— le dije, levanto mi mirada, que se encontraba en él suelo. Respiré profundo, él dolor en mi cabeza no se disipaba y de nuevo él temblor en mis manos y la opresión en mi pecho se hacía presente

—Yurio...yo en verdad te ami...— intentó abrazarme

—¡Deja de mentir, estúpido Katsuki!— lo aparte rápidamente de un empujón. —No es la primera vez que alguien me miente... Pero sin duda alguna, jamas esperé esto de ti—

Sin dudarlo, lo miré directo a esos marrones ojos que no expresaban más nada que tristeza. Las lágrimas comenzaron a salir inmediatamente de mis hinchados y, dolorosamente, ardientes ojos.

—Me lo prometiste, Yuuri...me prometiste que no me dejarías, me hiciste confiar en ti, me juraste un amor eterno

y al final solo resultaste ser igual que todos...— termine de decirle, apretando mis puños de la rabia mezclada con impotencia.

Yuuri, mirándome con mucha tristeza, se puso de pie y se fue un rato de la sala de estar, a los 5 minutos tenia su bolso de siempre y se acerco suavemente al mueble donde me encontraba.

—Saldré un rato para que te calmes un poco, volveré en la noche y hablaremos; cuidate, por favor...— y diciendo esto último con una notoria voz quebrada, deposito un beso lento en mi sien y salió por la puerta.

Apenas escuche él sonido de la puerta cerrándose, solté un pequeño grito expulsando todo lo que me impedía hablar, él dolor se intensificaba cada vez más.

Y es que, ya yo había tenido pasado por tantas decepciones y promesas incumplidas que me prometí a mi mismo que Yuuri seria diferente...

Vaya, que equivocado estaba.

Él momento en el que sacaba ese anillo de su bolsillo se repetía una y otra vez en mi mente como una pelicula, y aún sabiendo que había algo que me pondría peor, lo hice.

~

Volví a mirar aquella foto de Viktor y yo comiendo Katsudon con Yakov; la foto la tomó Mila tomandonos desprevenidos, por lo tanto ninguno de los 3 salimos mirando a la camara. Yakov tiene una sonrisa de oreja a oreja mientras ve alegremente a Viktor, quien tiene sus brazos y boca abiertos como si estuviera gritando algo, mientras yo solo tengo una pequeña sonrisa con mi mirada en plato. Aquí se pueden notar muchas cosas:

1- Yakov mira de una manera muy enternecida y protectora a Viktor, literalmente una mirada de un padre a su hijo,

A mi nunca me ha mirado así...

2- Viktor siempre encuentra la manera de hacer reír a los demás, así sea con tonterías,

a mi me cuesta decir una sola palabra en frente de alguien...

3- Aún haciendo muecas y con la mejilla llena de salsa se veía perfecto, sus facciones muy varoniles y su cabello sedoso se llevaban toda la atención, recibiendo cumplidos y piropos de todo él local,

A mi muy pocas veces me habían dicho que era lindo.

—¿En serio pensaste que  Yuuri te amaría teniendo a alguien como Viktor?— me pregunté a mi mismo, sintiendo una punzada en él pecho al observar mi imagen en él espejo.

Cara demacrada, nariz roja, ojos llorosos y lagañosos, cabello revuelto y con nudos, piel flácida y maltratada, cuerpo flaco y sin músculos.

Mis lágrimas comenzaron a salir una vez más sin aviso, sintiéndome tanto humillado como inmensamente ingenuo.

—Tu nunca seras amado por nadie, Plisetsky— me dije, mirandome de nuevo en el espejo. —, todos terminan alejándose de ti, llevándose con ellos una pequeña parte de tu miserable corazón...

Y sin duda alguna, cuando por fin creí que alguien me amaría sin condiciones ni medidas, caigo en la realidad: Yuuri jamas me amó, mientras que yo le entregue todo de mi, sabiendo que no recibiría nada bueno al final.

C O N T I N U A R Á