Final feliz

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Y fueron como a las 5 p.m. cuando todo comenzó, yo salía del colegio, sabía que esa noche sería diferente, sabía que esa noche tendría mi oportunidad, lo había planeado hace muchos meses, desde la primera vez que la hablé, yo sentía que debia hacer algo, sentía que podriamos estar juntos, y esta noche tendría mi oportunidad, iba pensando en como seria ese momento en que la mirara a los ojos.. Me sentia feliz conmigo mismo, por lo que tal vez ocurriría, entonces mientras caminaba fui sacando un cigarrillo de mi mochila, que las ansias me carcomian por dentro desde la hora de entrada al colegio, no lo aguantaba, la necesidad era inevitable, entonces cuando justo acababa de guardar el encendedor en mi bolsillo trasero del pantalón de colegio luego de encender mi bendito cigarrillo, fue cuando empezo a sonar mi telefono, carajo, era mi madre, no tuve opción y tuve que contestar la llamada.

-Hola mamá ¿Que pasó?
-Vamos a la casa de tu tia Karen, paso por vos del colegio, no te preocupes y quedate donde estes, porque ya estoy saliendo de casa.
-No quiero ir.
-Vamos a irnos, ya está haciendo bastante por vos y pone su cara ante las estupideces que haces en el colegio y nisiquiera queres visitarla a la pobre cuando está enferma.
-Ok, te espero.

Nisiquiera guardaba mi teléfono cuando a lo lejos vi la Kia Picanto de mi madre quieto en el semáforo a unas cuadras de donde yo estaba, tiré lo más rápido que pude el cigarrillo sin fumar de mis labios y comenzé a caminar mas rápido y sin disimulo alguno, con un disgusto en mi cara, en verdad estaba molesto, no era un chico ideal que cumplia con sus obligaciones y deberes, y si, mi tia resolvía todos los pleitos y bromas que yo hacia en clases, pero eso a mi no me importaba, perdí a mi padre teniendo 5 años, mi madre viajó luego de eso a España para "buscar un futuro mejor" y volvió cuando yo ya tenía 11, no tuve una infancia muy fácil, mientras ella viajó tuve que quedarme con mi tio que me maltrató bastante en su ausencia, recibí golpizas de niño, mientras estaba con mi madre fui un niño mimado, y tener a un señor que no sabe el significado de cierta palabra me trajo malas consecuencias. Y si, ese es un poco de mi pasado, y jamás nadie se acordó de mi de pequeño, ningún familiar, es por eso que ni la tia Karen ni niguna otra persona que tenga mi sangre tiene mi respeto, por mas que hagan cosas que ahora me ayuden. El auto de mamá llegó al lado mío y frenó, me abrió la puerta desde dentro y entré al interior del vehículo y nos encaminamos hacia el rumbo ya mencionado, llegamos a la casa de tia Karen, era un lugar en donde me sentia bastante incómodo, donde los señores y señoras ya de una elevada edad tenian bastante dinero, por lo tanto querian seguir la moda de los jóvenes y hasta nuestros vocabularios copiaban, siempre me dieron asco ese tipo de personas, superficiales, llegamos y sin saludarles bien a las señoras pasé junto a mi primo, que lo encontré jugando videojuegos, y al ver una motocicleta aparcada en frente a su cuarto tuve que preguntarle:

-¿Esa es tu moto?
-Si, la acabo de comprar, ¿Que opinas? ¿Te gusta?
-Creo que está bien, ¿Me podrías hacer un favor?
-Claro, ¿Cual?
-Es que olvidé mi salbutamol en casa, y soy asmatico y a la vez bastante alergico a muchas cosas, ¿Me prestarias tu moto para irme un momento a mi casa para traerla?
-Sabes que si, tan sólo vete despacio, la compré usada y no funcionan los frenos.
-Sabes que si, yo sé cuidarme.

Así que encendí esa máquina, era bastante potente y a pesar de la ausencia de los frenos, me encantaba el sonido que desprendía el motor con cada vez que doblaba mi muñeca al máximo para acelerar, entonces salí, sali en busca de mi salbutamol para sentirme mejor. Yo era un chico asmático, tenia problemas con cualquier agitación que tuviese, y en serio necesitaba ese maldito aerosol cada vez que mi pecho no aguantase más, y a pesar de eso, fumaba, demasiado para alguien de mi edad pero eso no me convertía en una mala persona, fumaba para buscar paz, me sentía devastado por todos los problemas que tenía, con mi madre, en el colegio, con las personas con quienes peleaba día a día, por ese maldito padre que me abandono y aún así lo amaba, no encontraba otra salida más que poner un cigarrillo entre mis labios, aspirar ese humo y olvidarme de que existo, olvidar que estaba en un mundo lleno de personas que no querian verme feliz, olvidar que necesito sonreir para la sociedad a pesar de que me esté muriendo por dentro. Fui manejando por una calle con una iluminación bastante pobre, con todo lo que esa bestia podría rugir, pero, a pesar del ruido inmenso que desprendía la motocicleta y la alta velocidad a la que iba, pude sentir que estaba siendo víctima de una persecución,  volteé la cabeza y.. si, era ese imbécil de nuevo, no se cansaba de querer vengar la golpiza que le propine a su hermano menor por hacer estallar mis nervios. Era el estúpido de Jorge, uno de los más temidos vendedores de éxtasis de la zona, y no solo era temido por lo gordo y bastante corpulento que fuese, tampoco por los contactos peligrosos de los cuales tendría su servicio,  sino por su andar por las calles en su toyota toda gastada y con las ventanas rotas con su Taurus 1911, así  es, era un joven de 15 años perdido en las drogas y con un arma a su poder. Cuando vi las ventanas rotas y la toyota acelerando y acercándosecada vez mas, sabia que no era buena señal, en un abrir y cerrar de ojos, se abría encostado al lado mio y apuntandome con la poderosa Taurus, gritándome para que parara el vehículo para charlar, e hice caso omiso, no porque no tuviera frenos, si no porque no tenia ganas de charlar, o recibir golpizas.
 
  Fué cuando todo paso muy lento, sólo escuché el zumbido que hacian mis oídos como el eco de aquel disparo, sentí que la bala rosaba mi oreja izquierda soplandome con un viento atemorizante, que provocó que volteáse el volante de la motocicleta inconscientemente hacia la izquiera, sin aviso, y tan de repente, que provocó una caida totalmente bruzca que me dejaria sangrando gran parte de mi cuerpo, como mi rodilla, pantorrillas, codo, espalda y hasta parte de mi pecho, volvió a pasar el tiempo normalmente, me di cuenta de que estaba en el suelo, sin poder moverme, sangrando y con la moto tan desarmada que asemejaba ser una bicicleta, pero a pesar de todo, me di cuenta de eso, la bala no me habia acertado, Jorge, creyendo que me habia dado, aceleró la marcha dejándome atras, no me habia pasado mas que grandes raspones ocacionados por el asfalto y el impacto de la caida, en parte, bueno, tenia que admitirlo, tuve un final feliz.

La chica del medio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora