04. Highway no. 57, 10 before 3

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—¿Podrías dejar eso? —Preguntó Jotaro, molesto.

—¿Qué cosa?

Jotaro se afinó la garganta e imitó la voz de su abuelo.

— "¡Canta para mi, muchacho!" NO.

—Oh! C'mon! —Renegó Joseph, manoteando al aire, persiguiéndolo por todo el estudio. El japonés suspiró de manera ruidosa, mientras los recién integrados a la banda -Polnareff y Abdul- entraban de nueva cuenta al búnker. —¡Creí que ya habíamos hablado sobre eso!

—¿Nos retiramos, señor Joestar? —Preguntó Abdul, con los ojos como plato. Joseph negó con la cabeza levemente, pero siguió discutiendo.

—¡Eres demasiado terco! —Alegó. Jotaro sonrió con algo de burla.

—Mamá dice que me parezco a ti. —Respondió. El hombre inglés lanzó un gruñido y atestó un golpe a la pared, con el puño cerrado, para después, quejarse por lo alto y sacudir su extremidad, adolorido.

Son of a---!!! —Polnareff había soltado una estrepitosa carcajada, misma que tuvo que reprimir cuando Joseph le lanzó una mirada furiosa. El francés retrocedió dos pasos, nervioso, mientras que Abdul se lo llevaba casi arrastrando.

Nieto y abuelo se habían quedado solos una vez más. Se miraban intensamente, como si se hubiesen golpeado en una pelea y como si el lazo familiar entre ellos fuese invisible.

—¡Vaya lío! —Suspiró Joseph queriendo imitar a su nieto. —¿O cómo dices? ¿Dame un respiro? ¿Huh? —Jotaro resopló con disgusto. —Oye, ¡oye! No ganarás nada enfadándote.

—No ganarás nada golpeándome. ¿¡Y quieres obligarme a cantar?! —Preguntó su nieto, con tono estoico. —Que espanto. Un respiro es justo lo que necesito, viejo.

—¡Prometiste que ayudarías! —Exclamó su abuelo, algo disgustado. —Lo dijiste, ¡se lo dijiste a tu madre!

—Dije que me uniría a la banda, no que sería un vocalista. —Cortó Jotaro. —En cuanto al vocal, no me digas que ninguno de tus invitados canta.

—No me digas que tú no cantas, muchacho. —Suspiró el hombre mayor, con un tono de desilusión en su voz. Se subió de hombros. —Ni modo, tendré que deshacer el proyecto...

—Hazlo, realmente no me interesa.

La mirada que le dirigió Joseph a Jotaro fue bastante burlona, al igual que su sonrisa.

—Así que te interesa más tu supuesta dignidad que los sueños de tu viejo abuelo, ¿eh, muchacho?

—Cállate.

—¿No te atreves a subirte a un escenario? —Preguntó con sorna. —Uh, ¡qué vergüenza! ¡Creí que contabas con más arrojo que el que me estás demostrando!

—No estoy negando ni afirmando nada. —Respondió el joven, interrumpiéndolo. —No me gusta la idea de que me obligues a hacer algo que, en primer lugar, nunca acordamos.

—Entonces lleguemos a un acuerdo. —Propuso Joseph, recargándose en la pared. —Escucha: quizás sea buena idea que te despejes mientras buscas un bajista y tal vez eso te sirva para despejar tus ideas y prepararte psicológicamente para subir al escenario y cantar, ¿no crees?

—Hmmm...

—Y tal vez eso te sirva para analizar mi propuesta, ¿qué te parece? —Jotaro lo miraba contemplativo.

—Es tu banda, viejo, ¿por qué no buscas bajista tú?

—Porque tú eres el líder de la banda... —Su nieto suspiró exasperado. —No me digas que no te lo dije...

Don't fear The ReaperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora