Castigado en la biblioteca

28 4 0
                                    

Suena el timbre del instituto que nos indicaba que habían acabado las clases por hoy. Eran las dos y media y me dirigí a la salida para despedir a Paco, pues tenía que ir a la biblioteca como me había dicho Domingo.

Evito la bulla de la salida como puedo y subo las escaleras. De algún modo era extraño, no había nadie, los pasillos estaban desolados y solo pasaba por allí una tibia luz que salía de una clase.

Como la biblioteca estaba cerrada fui a ver de que se trataba. La luz provenía del departamento de tecnología. Era un aula pequeña en el que había algunos planos y un armario lleno de herramientas. Me preguntaba quién estaría allí habiendo tocado ya el timbre. Me acerqué con pasos cautelosos, cinco pasos me costó llegar, contenía la respiración, me sentía como si fuese una película de investigación. Llego al marco de la puerta y apoyo mi barbilla. Como la puerta estaba entrecerrada apoyé la oreja para escuchar quién estaba adentro.

Escuchaba murmullos pero no reconocía la voz, es alguien hablando por teléfono. Llegué a la conclusión de que no era el maestro de tecnología por el tono de voz, ya que la persona estaba hablando muy rápido y parecía nerviosa. Todo era muy abrupto en ese momento no podía saber ni siquiera si era hombre o mujer.

Movido por la intriga me muevo silenciosamente al otro lado de la puerta y me arrodillo. Apoyo cautelosamente la mano cerca del pomo de la puerta. Cierro los ojos y respiro profundamente, estaba conteniendo la respiración para que el pulso no me temblase. Abro la puerta como puedo, tres milímetros me valieron para ver una sombra en la pared al lado del armario. Sea quien sea que estuviese allí estaba de pie cerca de la mesa.

Dispuesto a averiguar quien demonios era me disponía a intentar abrir algo más la puerta,pero de repente con el rabillo del ojo veo que Domingo esta avanzando por el pasillo paralelo hacia la biblioteca.

Tenía que apresurarme no quería poner las cosas peor de lo que estaban. Me levanto lentamente resignado por no poder averiguar quien es aquella misteriosa persona. La prisa que me entró por llegar antes que Domingo hizo que me olvidara que tenía una mano apoyada en la puerta y al levantarme hago que se abra estrepitosamente hasta la mitad haciendo que la puerta hiciera un crujido increíble. La puerta seguía tapando al misterioso sujeto pero eso ya no me preocupaba pues la voz de aquella persona se había vuelto más rápida y se había percatado de mi presencia. Terminé de levantarme patosamente y corrí hacia la puerta.

Tras cinco segundo de carrera llego a la esquina de la puerta casi a la vez de Domingo.

-¿Estas bien?- Me preguntó Domingo que me vio algo agitado.

-Nada no es nada

Domingo se me queda un rato mirando queriendo decir que no se fiaba de mí con su mirada pero resignado se dirige y abre la puerta con la llave de la biblioteca que la piden los profesores en conserjería. Era una llave algo oxidada puesta en un llavero del que colgaba una pequeña pluma morada que daba un estilo muy característico.

Entramos en la biblioteca y nos sentamos en la primera mesa rectangular cada uno en uno de los extremos. Mi silla estaba algo coja y durante toda la conversación que tendría estaría moviendo para ponerla bien en vano.

-Soy consciente-Comenzó diciendo. -de que he sido algo duro pero no me parece bien que paréis la clase incluso si es el primer día y debes tenerlo presente todo el año. Yo no me ando con bromas.

Esta vez estaba menos nervioso y me sentía presente, seguramente era porque ya no tenía la presión de ser castigado ni la atención de la gente, pero todo esto solo me valió para soltar un profundo y silencioso "si" que se desvanecía lentamente en el murmullo de la sala provocado por el viento que entraba por uno de los ventanales entrecerrados al fondo de la sala.

No se si lo escuchó pero acto seguido me pareció ver a través de sus gafas una mirada de compasión en sus ojos aunque fuese solo por unos segundos. Agachó su cabeza y la volvió a levantar y con ella todo su cuerpo. Pasó al lado mía y colocó su mano encima de mi hombro diciendo: Ya puedes irte.

Nunca se me olvidará esa sensación y creo que tampoco creo que sabré que la produjo, solo sé que al posar su mano en mi hombro un impulso recorrió todo mi cuerpo desde el hombro hasta la punta de los pies y volvió.

Domingo siguió su camino y desapareció por la puerta.Por mi parte cogí la bolsa y salí del instituto.

Hoy había sido un día muy extraño y llegaba tarde a mi casa. "Me pregunto que es lo que pasará mañana" me preguntaba una y otra vez en el camino de vuelta.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 05, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Química en DomingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora