El siglo de paz que había proporcionado las murallas a la humanidad había terminado tras un ataque de un titan colosal y otro acorazado, creando brechas que permitían entrar a los titanes a las ciudades. Este ataque ocurrió en el año 845 en el Distrito de Shiganshina, ubicado al sur de la Muralla María. Fue muy duro, con escasez de alimentos y desalojamientos de familias de sus hogares, además de muertes. Pero, todavía había esperanza.
Muchos niños se habían presentado para ser entrenados como soldados y poder entrar en las Tropas Estacionarias, que cuidaban y mantenían el orden de los muros; en la Legión de Reconocimiento, que salía de ellas a explorar el mundo exterior; o en la Policía Militar, que obedecía a lo que el rey ordenaba. Esta última opción era la favorita de la mayoría ya que permitía una vida mucho más segura dentro de las murallas aunque el único inconveniente era que sólo lo conseguiría quien asegurase un puesto entre los diez mejores de cada tropa. Este objetivo estaba presente en Akari Yalmiz, una chica de tez blanca y cabellos largos negros atados en una coleta a su costado izquierdo, con una larga mecha de su pelo que llegaba hasta el cuello del lado contrario. Sus ojos rasgados y oscuros reflejaban que su pasado no había sido fácil por lo que Keith, al llegar hacia ella, la pasó de largo para seguir interrogando a los demás niños. Había de todo entre los presentes, gente asustada por la técnica que utilizaba el jefe encargado de aquella tropa e incluso, personas que no sabían hacer el saludo correctamente o que, simplemente, estaban comiendo una patata.
Tras acabar la ''bienvenida'' que Keith les había dado, todos se encontraban dentro del alojamiento sentados en las mesas, comiendo y haciendo nuevas amistades. En una en concreto, había mucha gente rodeándola. Akari prestó atención aunque tampoco le importaba demasiado, observando desde otra mesa mucho más alejada. Todos estaban haciéndole preguntas a Eren Jaeger, un chico pelo corto castaño y con unos destacables ojos verdes, sobre los titanes que habían atacado 2 años antes, el colosal y el acorazado. Él contestaba como si estos no hubieran sido nada y seguidamente, dijo que se uniría a la Legión de Reconocimiento, lo que provocó que Jean Kirschtein, un chico de pelo corto color castaño claro y con una cara alargada, se metiese en su conversación, diciendo que eso no podría ser ya que estaría asustado. Eren se levantó bruscamente y Jean lo siguió, casi enfrentándose pero interrumpidos por una campana que anunciaba que dentro de poco, debían dirigirse a las habitaciones ya que era tarde y mañana sería un día duro. Allí terminó el conflicto.
Akari se encaminó hacia la habitación de mujeres. Esta estaba llena de literas, muchas para el total que eran. Esto pasaba porque, a pesar de que era el primer día, ya habían abandonado varias personas. Eso le alegraba ya que podía elegir una alejada de todas las demás ya que ya se empezaban a ver los grupos de amigas, aunque también habían personas como ella, solitarias y calladas. Unos ejemplos eran Mikasa, una mujer con aspectos asiáticos y un pelo negro largo, y Annie, una con unos ojos azules claros y un pelo corto rubio sujetado con un moño, aunque suelto a la hora de dormir. Sin embargo, a Akari eso no le importaba. Se puso su ropa de dormir y se tiró en su cama, una de la parte de abajo de una litera. Acto seguido, entraron tres chicas más a la habitación: Sasha, infantil y con un pelo largo castaño atado en una coleta, quien había estado castigada por haber comido la patata; Christa, una niña de baja estatura y con un pelo largo rubio acompañado de lindos ojos azules; e Ymir, alta y morena, con un pelo castaño corto. Fue el único movimiento en la habitación ya que el día había sido muy duro, al ser el primero, por lo que las luces se apagaron rápidamente.
Nada más salir el sol, se encontraban todos los aspirantes a ser soldados en los campos de prueba para aprender a controlar el equipo de maniobras tridimensionales, algo esencial para poder enfrentar a los titanes. La mayoría lo controlaba ya con facilidad aunque se podía ver como una persona no podía recobrar su postura y se mantenía dado vuelta. Aquel chico era Eren, quien tenía un rostro consumido por la frustración y el miedo al no poder cumplir lo que Keith le ordenaba. Sin embargo, tenía hasta mañana para poder hacer la prueba nuevamente o si no, se marcharía. Esas palabras le afectaron más que las risas de sus compañeros al verle así, ya que él mismo había dicho que quien no servía, debía irse.
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La vida es corta | Eren x OC
FanfictionEl ataque al muro María permitió a los titanes entrar y destrozar las vidas de los ciudadanos, proporcionando hambruna, pobreza, desalojamientos y muertes. Sin embargo, los aspirantes a soldados proporcionaban esperanza a la humanidad, entrenándose...