2/Cara A Cara

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Después de leer la nota pude encontrar mis cigarrillo, realmente los necesitaba, es una mala costumbre que cogi después de los quince años, para escapar de tanta realidad sumergía mis penas en los cigarros.

El señor Mario, el ex jefe, me obligó a ser de esta forma, me dejaba horas y horas viendo como mataba a balazos a las personas, todo para sobrevivir en el mundo de la mafia, me enseñó a no tener compacion de nadie, y gracias a él soy quien soy.

Esa costumbre aún la tengo, cuando me siento ansioso o intranquilo lo hago o tal vez por simple diversión, son variadas las razones.

—!Eh¡...Hombre, no prendas el cigarro aquí dentro, ¿acaso quieres matarnos?—refunfuño de mi acto justo cuando prendí el fósforo—, no se si te has dado cuenta, pero estamos en un  auto que tiene gasolina.—dijo sarcástico, para ahorrarme discusiones largas y aburrida apague el fósforo, realmente no tenía ganas de que me jodieran la vida.

Me recosté de la cabesilla del asiento del copiloto, mientra me perdía en mis pensamientos.

¿Como serían las cosas si ella estuviera aquí?...Es por ella que iré a ese encuentro, me convertí en lo que soy para influir en la mafia y así dar más rápido con su paradero, pero todo lo que hago es en vano, mi hermana parece averla tragado la tierra.

¿Estará viva? La cabeza me carcome cuando pienso que le estarían asiendo algo, talvez ahora la este pasando mal, todo seria diferente si en aquel fatídico día ella estuviera en el mismo lugar que yo, si tan solo cuando me rescataron ella estuviera en el mismo lugar...Talvez la historia que hoy en día puedo contar fuera otra.

Estaba tan sumergido en mis pensamientos que no me di cuenta de que habíamos llegado, me baje del auto con lentitud tratando de no lastimar algunos de los músculos que me duelen.

Entre a la mansión y lo primero que vi es que había una reunión. Realmente esto no es bueno.

—Por tu impertinencia casi me matan.—reclame—. Como se te ocurre asignarne guardaespaldas de tan bajo nivel, la próxima vez que hagas eso lo tomaré como si quisieras matarme.

—Nick, no te me vengas a ser el gracioso, bien sabes en que problemon estas metido, el señor Flickr espera la mercancía y tú, y tu incompetencia nos a creado un problema así que no se como harás para salir.

—Mira bájale dos rayita a tu enojo, sabes bien quien manda aquí.—dije realmente enojado.

—Mira, eras el protegido de Mario pero el ahora ya no est...

—Ahora ya no está, y eso me convirtie en el jefe.—le interrumpi.

Sonrió seguro de si, estaba cansado de su idiota risa así que saque mi arma y el me imitó, estabamos ambos con el arma arriba dispuesto a disparar.

—¡Calmence los dos! Y bajen el arma.—dijo Alexander poniéndose enfrente de nosotros.

Yo baje el arma cuando me asegure de que el también lo hizo, cogí la pistola y la tiré al sillón, di media vuelta y me largue a mi cuarto.

* * *

—Seguro que no quieres que te acompañe.—pregunto Alexander por décima cuarta vez.

—Está es una guerra personal, donde no puede ver más involucrados que yo.—dicho eso arranque el auto, por fin me iba a encontrar con la personas que me devolverían a mi hermana, la única familia que me queda y lo único que tengo.

Seguí la dirección la cual me llevó a un sucio lugar repleto de escombros y grafitis, seguí caminando pero no veía nada fuera de lo normal, a lo lejos pude escuchar las voces de personas, creo que eran muchas.

Doble en una esquina sacando mi arma, todos estaban desprevenidos excepto una chica que inmediatamente me vio puso una sonrisa malévola.

—Conque eres tu...¿Eh?.—dijo ella miéntra examinaba mi cuerpo con sus ojos—. ¿Tienes tantas agallas como para presentarte solo?—pregunto, estoy seguro que no es de por acá, su acento es distinto pero no es ruso y mucho menos italiano.

—¿Quién eres?—pregunté.

—Soy tu más cruda realidad pero también puedo ser tu pesadilla, llámame esa persona que no te dejará despertar del sueño porque las cosas terminan aquí y ahora.—informo sacando su pistola—. Así que guapo, se bueno y no te muevas, te prometo que no te dolerá mucho.

Se acercó a mí peligrosamente con su arma en mano, les hizo una seña a los otros. Me rodearon. Okey, admito que debí de traer algunos de mis camaradas.

Algunos se abalanzaron contra mí pero pude esquivarlos, a uno que otro los deje sangrando la nariz y retorciéndose en el piso, realmente son una basura.

Pero mis reflejos no bastaron como para sentir una tela blanca con un olor algo peculiar, olor que me hizo perder el control de mis cinco sentidos. Aún seguía consciente pero de lo que sí estaba claro es que ninguno de mis músculos respondía.

—Llevenlo al lu....—no llegue a escuchar todo ya que mis sentidos me traicionaron y se fueron por la borda...

Estaba en un lugar blanco, no se veía donde empezaba el lugar ni donde terminaba, de pronto todo se comenzó a volver negro, estaba amarrado a una silla con una niña enfrente, que raro, la cara de la niña no se ve.

Oigo ruidos procedentes de una mujer.

—¿Mama?—musite.

La estaban tocando unos hombres y  realmente me alarme al verla en esa situación, no puedo hacer nada.

Oía los sollozos de la niña, era mi hermana, me preocupo no ver su cara, su rostro era ocultado de mi y de repente ella entera desaparecía.

¿Que esta pasando aquí?

—Ayúdame hermano, no te quedes ahí sentado, no vez que te puedes parar.—dicho eso las sogas se rompieron y justo cuando fuí a ayudarla alguien me jalo llevándome al lugar contrario de donde estaba.

Sentía como un líquido frío recorría mi cuerpo, estaba amarrado a una silla y empapado, la culpable fue esa chica.

—¿Que soñabas tan interesante?—pregunto hechando su cabello hacia atrás—. Bueno no importa, quiero que me digas todos sobre ustedes los rusos—¿rusos? Pero yo soy de aquí, de Italia.

Hola lindura, gracias por leer esto, aquí somos tres las autoras tras estas letras, en la información del perfil se encuentra el nombre de nuestras cuentas, leenos por separado.

EN serio esperamos que te gustará nuestra forma de escribir.

Asesinos del Deseo [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora