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Unas semanas después de mentiras, salimos al parque con la excusa de que confiabas tanto en mí, que querías platicarme algo.

El día era caluroso, tu piel brillaba bajo la luz del reluciente sol. Conversamos unos minutos, sobre cosas raras, nunca faltaba tema para charlar a tu lado, las palabras fluían tan fácil, nunca había experimentado algo así con alguien, no solía ser una persona que hablara mucho, pero contigo era tan fácil.

Repentinamente, me tomaste por el rostro, mire tus verdosos ojos, que estaban iluminados por la hora dorada, pasaste tu lengua por tus delgados labios.

Te acercaste lentamente a mí, hasta que nuestras narices rozaron, cerraste los ojos lentamente, copie tu acción, palpe tus labios tersos, me deje guiar por ti, eran movimientos lentos, lo hacías con delicadeza, enrolle mis brazos en tu cuello, me tomaste por la cintura, me pegaste más a ti. El beso continuaba siendo dócil.

Nuestros labios encajaron a la perfección, como dos piezas que se habían buscado y por fin se encontraron, sabias tan bien, a maldad y crimen.

Me habías convertido en una delincuente, por quererte robar de su lado para que pudieras estar conmigo.  

Me Soltaste [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora