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Entendí que yo era tan culpable como tú. Al final yo permití que me manejaras a tu antojo, me rendí ante ti, con unas cuantas palabras bonitas me ganaste, sin embargo, olvide que no solo se trataba de decir cosas lindas, sino de acciones que demostraran todo lo que decías sentir.

Me encontraba en mi habitación, mi cuerpo estaba tendido sobre la cama, mis ojos mirando el techo, mi mente pensando en tus verdosos ojos, la electricidad que sentía ante tu tacto, lo vulnerable que me volvía a tu lado, en lo malditamente bien que besabas.

Comencé a ver el techo borroso por las lágrimas, permití que el sentimiento de tristeza se apoderara de mí, que la soledad entrara y me abrazara.

El hecho de que no me hayas elegido se sentía mal, pero me jodía más que yo te cedi el poder de hacerme sentir de esa manera. Fue tan fácil para ti, tomar el control sobre lo que teníamos, que de la misma manera me desechaste, como un objeto, sí, me sentía usada. 

Me Soltaste [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora