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Una tarde que salimos, me arme de valor para preguntarte lo que tanto temor me daba.


—¿Algún día terminaras con ella? — aunque trate de que mi voz sonara firme, falle, se escuchó rota.


Soltaste un fuerte suspiro, llevaste tus manos hacia tu cabello. Pude observar que te había tomado por sorpresa mi cuestionamiento.

—Sabes que ya no soy feliz con ella, solo que me cuesta dejarla— farfullaste — ella siempre ha estado para mí— confesaste.


Desvié mi mirada.

—Ey— tomaste mi rostro con tu mano, obligándome a mirarte —pero tú y yo continuamos siendo amigos— sonreíste.


Me fulminaste con tus palabras, amigos... esa palabra no dejaba de resonar en mi mente, las lágrimas no tardaron en hacer presencia, sentí como recorrían mis mejillas.

Antes de marcharme, te mire, buscando alguna expresión en tu rostro, algo que me dijera "quédate". Porque te juro que, si me lo hubieras pedido, me quedaba. Sin embargo, no obtuve nada, ni si quiera alguna expresión de que ese momento te estaba lastimando tanto como a mí.

Me dejaste ir. Ahí comprendí que tenías el poder de elegir entre amarme o destruirme.

Elegiste la segunda.

Me Soltaste [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora