Él

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Akaashi Keiji.

Desde la tercera semana que empecé a trabajar en la floreria he estado recibiendo cartas de un tal "ánonimo", realmente me siento un poco extraño y avergonzado por ello.

Se supone que vamos a la misma universidad como él dice, realmente quiero conocer al chico o chica que me ha estado escribiendo. Sería asombroso ser su amigo, aunque sin rodeos esta persona puede que esté enamorado de mí o algo, yo sinceramente no estaría en una relación amorosa con él, no me desagradan las cartas ni dada, pero sería irracional salir con alguien que no conozco, además que estoy levemente interesado por otra persona. ¿Será "enamorado" la palabra correcta? Ni yo mismo sé lo que siento así que no me gustaría tomar decisiones apresuradas respecto a mis sentimientos. Últimamente mi mirada se enfoca en un chico de hebras grises, tengo algunas clases con él, creo que es de la facultad de diseño ya que siempre tiene una cantidad excesiva de materiales, es divertido mirar a Bokuto Koutaro.

Sólo le he hablado una vez y fue cuando nos encontramos en la cafetería, lamentablemente tropezamos y mi almuerzo cayó encima de él, pensé que me golpearía, pero no se inmutó ni se enojó, sólo atinó a sonreír y disculparse por el accidente, ayudándome a limpiar el desastre causado. Era raro, no podía quitar mi vista de él, creo que me interesé de su alegre personalidad y su entusiasmo. Lo he visto entrar a la floreria varias veces, tengo la leve sospecha que los claveles son para su novia, siempre los compra, es muy vergonzoso entregárselos. La primera vez que los compró me emocioné mucho, ¿la razón? Amo los claveles. Sentí que algo en mí se estremeció.




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Narrador omnisciente.



—Su sonrisa es hermosa.—suspiró Keiji, apoyándose en el hombro de su kouhai, Tsukkishima Kei.

—¿La sonrisa de Bokuto-san?—preguntó Tsukkishima con una voz ronca y un poco de sarcasmo.

—Es muy obvio, Tsukki.—con un tono burlón respondió Kuroo la duda de Tsukkishima.

—Cállate, idiota.—dijo un Tsukkishima enojado, mirando a Kuroo, por aquel apodo; ''Tsukki''.

—Tsukkishima, es tu senpai debes respetarlo.—habló Keiji mientras una diminuta sonrisa se dibujaba en su rostro.

—¡Ah, Keiji me está defendiendo del peligroso Tsukishima! —chilló divertido el peli-negro, burlándose del rubio.

Ambos presentes suspiraron al presenciar la molesta escena de Kuroo.

—Bien, Akaashi-san.—Dijo el rubio, haciendo que el nombrado lo tomara en cuenta, y levantara la mirada hacía él.—¿Le hablará?—dijo Kei bastante directo, prácticamente no tenía problema en decir lo que pensaba. 0

—No, bueno. Más bien, no lo sé.

—No de nue-...

—Yo puedo hablarle por ti.—interrumpió Kuroo, dirigiéndose a Akaashi.—Después de todo vamos en las mismas clases y somos amigos.

A Akaashi le brillaban los ojos al escuchar la propuesta del peli-negro, sintió una pequeña gota de esperanza, por fin podría hablar con él. El rubio no tardó en fruncir su ceño, mirando de mala gana al muchacho más alto.
Este otro le devolvió la mirada, sonriéndole algo coqueto para luego giñarle el ojo, provocando que los pómulos ajenos se tiñeran de un delicado rosa.

—Está decidido.—El pelinegro se paró de la mesa animadamente para ir donde Bokuto, el cual estaba hablando con otros compañeros, Kei y Akaashi vieron cómo le hablaba y hacía señas en su dirección.

El de orbes doradas miró atentamente donde le indicaba su amigo, en un repentino momento sus ojos se encontrarían con los del contrario.

Fueron pocos segundos en los cuales sus miradas se conectaron.

Akaashi se sorprendió mucho al encontrarse con los ojos de Bokuto.
Entonces no tuvo más opción que tomar abruptamente a Tsukkishima del brazo bastante nervioso, huyendo y dejando su almuerzo botado, al igual que dos muchachos desconcertados.

El rubio, resignado, no dijo ni una palabra sólo se dejó arrastrar por Akaashi hasta el baño, un gran amigo.
Luego de correr por casi todo el edificio llegaron a su destino, se adentraron y Akaashi lo soltó, mientras se escondía en el baño, recuperando el aire.

—¿Qué sucedió?—reprochó el rubio—Tenía hambre sabes.

—N-nuestras miradas...Se cruzaron.—dijo Akaashi agitado mientras trataba de tranquilizarse, su rostro estaba hecho un desastre.

Tsukkishima sólo hizo una mala cara, pero no dijo nada al respecto por respeto al mayor, aunque realmente estaba hambriento. Ya cuando pasaron algunos minutos, Akaashi se arriesgó y decidió salir del baño, junto al menor. Cuando salieron del baño, Akaashi estaba apresurado, por lo que no se fijó y chocó con un chico de cabellos grises, el cual andaba con unos papeles los cuales que quedaron derramados en el suelo.

—¡Lo siento! —se disculpó Akaashi— Te ayudo a pararte.—extendió su mano al chico que estaba en el piso.

—G-gracias...—el peligris, algo nervioso tomó la mano de Akaashi con desconfianza para pararse.

—¿Estás bien? Lo siento mucho.

—Ah, no te preocupes, estoy totalmente bien.—sonrió tan angelicalmente que Akaashi y Kei quedaron asombrados con su belleza.

—Que lindo.—pensó Tsukkishima.

— Soy Sugawara Koushi de gastronomía, tercer año.—se presentó de manera rápida Koushi.

— Un gusto.—Dijieron Akaashi y Kei al unísono. Todavía sorprendidos.

—Akaashi Keiji de Literatura, segundo año. Un gusto, Sugawara-san.

El rubio lo miró con desconfianza por presentarse repentinamente, sin embargo se presentó de mala gana sin antes soltar un suspiro.

— Tsukkishima Kei igualmente, Literatura, primer año. Un gusto, Sugawara-san.

—Bien.—volvió a sonreír el chico.— Nos vemos Kei-kun, Keiji-kun.—una cálida despedida de Koushi, recogiendo rápidamente los papeles del suelo, y luego irse apurandamente.

—¿Viste eso?—habló el de gafas.

—Sí.

—Era un ángel.

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N/a; hola estoy editando esto, muak.

Cartas a un florista. [BokuAkaa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora