Sombra

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La ciudad abraza la noche, al igual que una madre a su hijo , las luces de los faroles titilan como luciérnagas moribundas y el frió del invierno se abre paso por las calles pavimentadas de sueños frustrados. La luna le sonríe a una pequeña capilla que está de luto, coleccionando lágrimas y hedor a muerto. En su interior yace un ataúd de color marrón oscuro con adornos de plata que intentan parecerse a ángeles petrificados. La habitación estaría vacía si no fuese por una anciana que cubre su cara con un velo negro, la mujer mayor está sentada en la primera fila de bancos que llenan la húmeda y vieja capilla, adornada con todo tipo de santos y algunas cruces. Parada junto al difunto esta una muchacha más joven con una pollera de tubo gris y una remera de encaje a juego que exhibe penosamente una mancha de café reciente, su maquillaje fuera de lugar gracias a la gran cantidad de lagrimas que derramo la hace ver desesperada y perdida, su llanto resuena en todo el lugar como risas a la inversa.

Pero el ambiente tiene algo extraño esta noche, es un "¿quién?" o un "¿qué?" aún no lo sabemos pero está ahí parado en la oscuridad observando todo en silencio. Una especie de túnica con capucha negra que se funde en las sombras, flota sin tocar el suelo, desvaneciéndose a medida que llega al final y una máscara plástica con forma de esqueleto, blanca con detalles en violeta como las que utilizan los niños para disfrazarse en Halloween  cubre su cara.

Inmóvil observa la situación que se desarrolla en la capilla, ninguna de las dos mujeres parece percatarse de su presencia, pasado unos segundos se aleja hacia atrás donde las sombras lo lo consumen con placer y desparece completamente.

La nieve adorna la ciudad y tapa toda su inmundicia y tristeza, caen copos de diferentes formas y tamaños a una velocidad armoniosa. ¡AHÍ ESTA OTRA VEZ!, la cosa que decidimos nombrar como SOMBRA para facilitarle a nuestras cabezas el proceso de tanta información extraña que nos aturde y marea como si de una montaña rusa se tratase. Otra vez inmóvil, observando, tal vez analizando. No podemos negar que la idea de toparnos con algo nuevo nos da terror, de ese terror que te deja pegado al suelo sin moverte como cuando escuchas el monstruo que vive debajo de tu cama gruñir y raspar el suelo con sus enormes y putrefactas garras, como el miedo que sientes de camino a casa en una noche oscura pensando que algo te observa o que alguien te espera a la vuelta de la esquina para hacerte cosas inimaginables y atroces. Así como tampoco podemos negar la curiosidad y las enormes ganas de saber más de él o ella, el ser humano le teme a lo que no conoce, por eso necesitamos explorarlo todo incluso si eso significa destruirlo todo a nuestro paso, queremos saber más, queremos llenar nuestras cabezas de información sobre esa espeluznante criatura que, que.. Se desplaza, ¡SE DESPLAZA! y debemos seguirla ¡no podemos perderle de vista!.

Decir que camina hacia no sería correcto, se podría decir que flota o vuela de todas formas logra llega a una esquina iluminada por un penoso farol negro algo oxidado, que esta a poco tiempo de estrellarse contra el suelo como una fruta que no logra igualar la fuerza de sus compañeras sobre el árbol, antes de llegar a la luz se detiene, es como si algo no le permitiera seguir. Inmediatamente un auto frena lentamente en la esquina y un hombre obeso, con mucha barba y ojos marrones entrecerrados saca su cabeza por la ventanilla y hace unas señas a una prostituta que esta apoyada en el tubo del farol fumando un cigarrillo. Esta se acerca tambalenadose al automóvil no sabemos si se debe a su estado de ebriedad o a sus altas y seguramente incomodas botas rojas como cerezas recién cosechadas. Se inclina dejando su demacrado y mal pintado rostro a unos centímetros de distancia del rostro del hombre y apoya sus largos y muy delgados dedos sobre su rostro intentando parecer sensual. No sabemos si reírnos o avergonzarnos de la escena que ambos individuos están realizando, en ese momento recordamos a nuestro ente que esta parado, inmóvil, mirando fijamente a ambas personas a través de un monóculo que nos toma por sorpresa, desconocemos su origen pero creemos que lo llevo oculto con el todo este tiempo, el artefacto levita frente a el, nos colocamos justo detrás de nuestro observador y con la curiosidad de un niño nos permitimos mirar a través de el. Un reloj de arena aparece sobre la cabeza del hombre y la mujer, los relojes son idénticos estructuralmente pero la arena que contienen no es la misma, el que se posa sobre el hombre obeso esta casi por la mitad y el de la fulana tiene mucho más. El monóculo desaparece abrupta mente como una burbuja en el aire y el ente de túnica negra da media vuelta y se desplaza en dirección contraria a la que venía, volvemos a mirar a nuestros ridículos personajes y vemos como la prostituta sube al auto del hombre luego de tomar un fajo de billetes de su mano, el auto enciende y se aleja a toda velocidad.

Genesis (One-Shot)Where stories live. Discover now