Intensidad

20 0 0
                                    

El lugar, a pesar de ser elegante, empezó a volverse más cómodo pars Martín y la plática entre ambos comenzó a ser más amena, era agradable encontrar con quien hablar sobre tu vida de manera tranquila y sin miedo a ser juzgado, solo compartiendo detalles y eventos.

El mesero había llevado unas tapas de entrada, a lo cual la pareja agradeció porque era una buena forma de comenzar a abrir el estómago.

- Entonces ¿Has salido con muchas personas antes?- preguntó Ramón dando un pequeño trago a su vino.

-No en realidad, solo como cuatro o cinco, no soy mucho de buscar citas o salir solo asi que considero que he salido con pocas personas para la edad que tengo- Martín feliz mordía una tapa.

-No para nada, no es obligatorio salir con demasiadas personas a lo largo de tu vida, muchas veces la persona adecuada llega de manera imprevista, esta bien tener tiempo para ti, piensas con más claridad lo que buscas-

-Si, en eso tienes razón,  aunque a veces si te sientes un poco solo, solo porque a veces quieres poder compartir tus cosas con alguien, al menos ya no busco caras bonitas y personas superficiales-

-Yo tengo una cara bonita- Dijo Ramón, ganandose un sonrojo de parte de Martín, rió un poco- yo en realidad si busco un poco caras bonitas, me gustan los chicos lindos, pero sé fijarme más en otras cosas, por eso me gusta ese periodo en el que conoces a la persona, siempre es bueno saber de ellos- Martín se sonrojó aun más - Vaya.. ¿crees que eres un chico lindo?- Preguntó Ramón queriendo molestar un poco al otro.

-Pues... No digo, tengo... Una apariencia rara y y y mis pecas además... Soy muy lampiño y pues no, no sé- Estaba muy nervioso.

-Hahahahaha tranquilo, solo es divertido molestarte- Contestó Ramón acercándose a su oido - Pero sí lo eres- dijo en un susurro, justo en el momento en que el mesero llegaba con sus ensaladas.

Ramón se acomodó y Martín se removió un poco en su lugar, las ensaladas se veían frescas y apetitosas. El mesero las colocó y se retiró con un ligero "con permiso" y ambos procedieron a comer.

La ensalada tenía citricos y lechuga sangría asi que tenía una apariencia interesante pero un sabor fresco y dulce. Ramón observaba atentamente a Martín, se veía feliz comiendo su ensalada.

-Toma un poco de vino despues de tragar, verás que es un sabor interesante- era intrigante ver a Martín, era tan blanco y se veía más joven de lo que eran aunque no por mucho.

Martín hizo como le dijo y su cara cambió a una expresión de sorpresa - Es verdad, vaya- observa a Ramón directamente - Sabes tantas cosas, eres sorprendente- dijo desde el fondo de su corazón, realmente impactado y feliz.

Ramón rió y aceptó el cumplido alegremente - Entonces esperemos en el futuro pueda seguir compartiendo conocimiento contigo- hasta ahora la novhe iba más que bien, ambos disfrutaban de la comida y la compañía.

La noche pintaba bien y Ramón esperaba al menos obtener el beso que había quedado pendiente, por lo que cuando llegó su plato fuerte decidió tomarle delicadamente de la mano y sonreírle - Me alegro que me hayas acompañado el día de hoy, significa mucho para mí-

Si Martín se había sonrojado antes en ese momento sintió que el corazón se le salia del pecho y se puso muy nervioso, ni siquiera sabía que decir.

-Hahaha tranquilo, no voy a comerte, no es mi estilo, me gusta tomar las cosas con calma- guiñó su ojo y retiró su mano para disponerse a comer -Espero disfrutes la cena, provecho- y con eso Martín comenzó a comer un poco nervioso y temblando, en verdad le gustaba ese hombre.
----------------

ObedienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora