Caminé entre calles y avenidas buscando algo. No estaba seguro de qué era lo que buscaba, pero seguí mi rumbo incierto en silencio.
Mis pupilas dilatadas delataban que había estado fumando aun cuando prometí no hacerlo más, es bastante la decepción que siento al saber lo poco que pueden valer mis promesas ahora.
Las personas a mi alrededor son ráfagas a comparación de mi. Cada vez aminoro la marcha hasta detenerme en un punto ciego a mirar el mar.
Al contemplar las olas ondear en un baile completamente lejano a mis conocimientos entendí que no volverías, entonces me sentí vacío.
Mis piernas no resistieron y dejaron de funcionar, me deje caer quedando sentado entre el cemento del malecón y la arena de la playa a la que no dejaba de contemplar.
Intenté escuchar el silencio anormal que se había creado, quería descubrir en qué momento deje que mis decisiones afectaran de tan mala manera mi vida, a mi.
Cerré los ojos y escuché tu voz. Lejana, en recuerdo. Hablábamos de lo mucho que nos queríamos, seguido de alguna tontería mía que te hacía reír.
A lo mejor te cansaste de lo aburrido que me estoy volviendo, yo me estoy cansando de mi también así que no te culpo.
Quisiera que tengas en cuenta, que sea cual sea la razón de tu partida, siempre vas a tenerme esperando tu regreso, aun cuando no leas esto.
