5: Tú

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Resopla echando su mirada hacia al techo y por último cae en la cama, agotado, apoyando la mano sobre su abdomen. Si estar rodeado de gente alocada evita pensar en malos momentos o extinguir a lo negativo, ¡cómo le hacen parecer tan sencillo! La música retumba incluso dentro de su cuarto que es el más apartado de la casa. Hace cinco minutos que escapó del bullicio de ahí abajo por atender una llamada y ahora, ya finalizada y dando su palabra que evitará que Phill se embriague, detesta saber que debe regresar y escuchar los gritos de los invitados, que son irritantes.

Su nombre es mencionado por una frecuencia dócil, procedente de un ser que espera con sus amigos en la planta baja. Sin fuerzas se irgue y camina por el pasillo, limpio y desierto, pues ni Hayley ni él piensan arriesgarse con cualquier dispositivo.

En mitad de la escalera recta de madera blanca se detiene al detectar su aroma de sobre los demás y de inmediato choca con su imagen, delicada como un pétalo, ingresando por la puerta principal, simulando más edad por el maquillaje y al tener su sedoso cabello singular suelto, asimismo con su vestimenta que consiste de un pantalón oscuro recto, una blusa roja que deja al descubierto sus pálidos y flacuchos brazos pero cubre por completo su cuello, ganando unos centímetros más de talla por unos tacones...

¡¿Qué diablos hace en su casa?! Sin una jodida idea tarda en reaccionar a causa de saberla ahí, de ver nuevamente a May, de escuchar su ya destacada voz tierna y de oír su ya conocido latir placentero que lo enloquece, que lo enciende. Al perderla de su campo de visión se recupera y desciende por completo hasta detenerse cerca del arranque de las escaleras donde están Hayley y Alec con su novia...infortunadamente con el único objetivo de saber a dónde va esa necia chiquilla.

Acompañada.

La conversación que ellos tres mantienen es irrelevante, pues se arrepiente de colgar en el techo o pegar en las columnas luces rojas y azules que brindan un ambiente relajante e íntimo pese al griterío; ¿en qué mierdas estaba pensando?

—Cuídala por mí, Lindsay—interrumpe alzando la voz y con los ojos clavados en la enclenque de mejillas sonrosadas y sonrisa arrebatadora de cualquiera que tenga el privilegio de estar junto a ella. Sonríe rodeando la cintura de Hayley cuando ésta sujeta su brazo y deposita un beso sobre su cabello oscuro—. Diviértete—y se retira con una gran excusa para aproximarse a ese salón donde se halla un sofá en medio, donde algunos postrados yacen sobre él, su humana incluida.

En varias oportunidades se consideró en el abandono total, pues es una locura que dibuje en su rostro una auténtica sonrisa al rememorarla, sobre todo durante el festejo de aquella tarde, a causa del tiempo más prolongado que han compartido.

Su veraz gesto cándido, sus ojos entrecerrados que brillaban más que el sol y unas arruguitas cerca a las comisuras frente a las victorias... Cómo no desear abrazarla.

Un intenso cosquilleo se instala en su cuerpo y una flaqueza sobre sus hombros frente al pensamiento, la sensibilidad que encrespó al percibir su perfume impregnado en el asiento del coche y en los traseros aunque ya no se encontraba dentro; su labio inferior sufrió tal daño por lo apretado que estaba al controlar sus emociones cuando la vio marcharse sin mirar atrás, recelosa.

Aun cuando tiene frente a ella el cuerpo de su amigo Phill, como si hubiese auscultado su nombre que fue atascado en su hosca garganta, asunto que no ignora, May se inclina y petrificada lo observa acercarse torciendo el gesto, galán. El siguiente en notarlo es el imbécil chiquillo rubio que está a su lado.

Mencionándolo posiciona un brazo doblado en el hombro de su amigo de ojos marrones quien sorprendentemente es pariente de Derek. Al segundo llega un hombre a quien ha visto los últimos días debido a sus vueltas por esa casa, en su poder tiene unas bebidas.

Fingir para Vivir  [Pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora