Capítulo 3

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Pasó el tiempo, y Keith ya no era más un niño de preescolar. Era hora de dejar de tomar leche en cajita y empezar con el jugo de manzana, de dejar de bañarse con sus juguetes en la tina y de ponerse curitas de Hello Kitty.
Había pasado del 'Pequeño Patio' a 'El Gran Patio' de un brinco.
Y claro, Lance y Hunk no se quedaron atrás.
Keith conoció después a Hunk por medio de Lance; Tenía un tono de piel más oscuro y una bandana alrededor de su cabeza. Recuerda que cuando Lance se lo presentó, Hunk le convidó una de sus galletas mientras volvía a hincarle la mordida a la suya, llenándose las mejillas de migajas. Era muy amable, más calmado que Lance y algo temeroso; realmente le agradó desde el principio.

Keith asomaba la cabeza fuera de la ventanilla del auto; su padre lo llevaba a la fiesta de cumpleaños de Lance. Jamás había ido a una fiesta, el hecho de pensar en todo el pastel que comería le emocionaba y, a la vez, nervios.
—"Keith, en tu asiento, por favor."
—"¿Ya llegamos?" Respondió el menor, dejándose caer en el asiento mientras se colocaba el cinturón.
—"No, aún no. Sé paciente."
El pequeño hizo un puchero, a lo que su padre reaccionó riendo.
—"¿Estás trompudo o quieres beso?"
—"¡Ninguno de eso!"
El padre carcajeó con fuerza, y por lo bajo Keith también lo hacía. Sin duda alguna, amaba a su padre con demasiada intensidad.

Al llegar a la casa de Lance, este le recibió con un fuerte abrazo, el cual el chico respondió con timidez. Luego de ello le tomó de la mano y lo jaló hacia lo que era adentro de su casa, sin dejar que se despidiera de su padre.
—"¿Qué hacías, Keef? ¡Tardaste mucho! Incluso hasta ya partimos la piñata." Dijo Lance, mientras le entregaba de un cono de cartón decorado con papel de colores, la mitad de sus dulces. Luego lo volvía a dejar sobre una pequeña mesa situada en la sala.
—"Fui con mi papá por un regalo. Ten." Contestó Keith, mientras entregaba la pequeña bolsa decorada hacia su amigo. Con una gran sonrisa, Lance se lanzó nuevamente a Keith para abrazarlo.
—"¡Gracias Keef! Es el mejor regalo que me han dado." Aunque no lo había visto, el moreno estaba muy seguro de que era algo increíble; eso siempre esperó de Keith, su amigo. El moreno se separó y dejó su regalo junto a los demás, debajo de la mesa de la sala.

—"Lance, ¿cuándo van a partir el pastel?" Otra voz se asomó por el lugar, era nada más ni nada menos que Hunk. Llevaba un cono de fiesta sobre su cabeza, de un color muy chillón para el gusto de Keith.
—"¡Hunk! Keef está aquí. Ahora podremos jugar a los guerreros del espacio." Exclamó, mientras llevaba a Keith por la mano y se dirigía escaleras arriba.
—"Hola, Hunk." Dijo el azabache, al pasar justo a lado del mencionado siendo arrastrado por su otro amigo. Este contestó con un saludo de mano.

Todo el resto de la tarde, Lance, Keith y Hunk brincaban por toda la casa. Al principio, a Keith le daba pena estar disparando con sus dedos a cualquier cosa que Lance llamaba alíen. Pero tan pronto descubrió lo divertido que era, siguió los pasos de su amigo, e incluso a hacer sonidos de disparos.
Keith era feliz, por fin había conocido a dos niños con los que podía jugar sin que lo molestaran por su altura. Le gustaba reír, hacer tonterías, correr, y sobre todo comer pastel como recompensa de la gran misión que cumplieron. Pero para ellos el tiempo fue tan corto, que ahora tenían que irse. Hunk se fue primero, estaba tan cansado que al llegar al auto de su madre se derrumbó en el asiento dormido. Keith y Lance se rieron un poco.

Por la hora que era, Keith comenzaba a preocuparse de que su padre llegara. Lo cual Lance notó de inmediato y le dijo que no se preocupara, que su papá nunca lo abandonaría. Aquello dejó más tranquilo al adverso.
—"Además, ¡te hice algo! Lo escondí en el patio, ven." Keith, un poco confundido, asintió levemente. Se suponía que Lance era el que tenía que recibir los regalos, no un invitado. Pero igualmente, no dijo nada y siguió a su compañero.

Dibujos a crayola [Klance].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora