CINCO

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BRAD

Me disponía a bajar para verla, no había tenido la oportunidad de hablarle mucho en estos días, parecía distante desde el día de la fiesta, incluso en la clase de idiomas en la cual éramos compañeros, por lo general la pasábamos muy bien, procuraba llegar temprano ya que ella lo hacía y así teníamos algo de tiempo para platicar antes de que la profesora llegara, durante la clase también hablábamos de algunas cosas cuando tenía la oportunidad, bromeábamos y jugábamos incluso teníamos algunos chistes locales, y al terminar la clase la acompañaba a su respectivo salón, pero ahora, únicamente me hablaba para lo necesario, llegaba justo a tiempo al iniciar la clase y al finalizar se iba rápidamente.

Pero ahora, parecía haberla encontrado en un buen momento, le enviaba mensajes desde el gimnasio y ella sonreía respondiendo rápidamente, incluso bromeaba.

-Vuelvo en un rato- anuncié feliz a mis amigos, pero no contaba con lo que me encontraría al dar la vuelta.

Haydé me esperaba en las escaleras, me miró y prácticamente corrió a besarme, estaba algo mayor para esas escenitas no?

Quise evitarlo, si al menos hubiera podido moverme de la ventana para que Mara no la viera ahí, abalanzándose hacia mí, pero cuando al fin pude soltarme de sus garras y girarme a buscar a Mara, ella ya no estaba.

-¿Qué haces aquí?- expresé molesto separándome de ella.
-Vine a buscarte.- agregó en un tono un poco rudo, como esa mirada que te da tu madre cuando no estas comportándote apropiadamente- ¿Qué no te da gusto?
-Si, obviamente – besé su mejilla y sonreí, pude sentir la mirada de mis amigos.

Así pasaron los últimos veinte minutos, Haydé alardeando y mis amigos presumiendo sus enormes bíceps en su cara, mientras tanto yo no dejaba de pensar en Mara.

-Bueno muchachos, realmente no quisiera, pero es hora de que me vaya.
-Vamos, quédate otro rato
-Si, por una media hora más no pasará nada- al parecer los gemelos eran los más interesados en lo que se hacía llamar mi "novia"
-Me encantaría, pero será en otra ocasión- Haydé se levantó de la bicicleta en la que estaba, con mi ayuda obviamente, y se despidió con un marcado beso en las mejillas de cada uno de mis compañeros del gimnasio quienes seguían fascinados con ella, por último me obligó a llevarla hasta su auto, estando ahí me besó apasionadamente, le abrí la puerta del auto y la ayudé a subir, cerré su puerta y antes de arrancar y con una sonrisa retorcida me dijo.

-Bueno cariño, creo que hoy hemos descubierto algo.
-¿Y qué es?
-Que eres remplazable, pero tranquilo, sigues siendo mi favorito.

Guiñó un ojo y salió del estacionamiento.

-Como odio a esa mujer.

De regreso en el gimnasio me disponía a seguir escuchando mi música, seguramente Mara no estaba más en la escuela así que era mejor apartarme de mis pensamientos y sentimientos haciendo ejercicio pero antes de que pudiera poner la música mis amigos me interrumpieron.

-Vaya mujer la que tienes ahí Brad
-Si, ¿tiene amigas? Porque me encantaría una
-Tienes suerte, seguro te cumple lo que deseas
-Si, bueno si tanto la quieren se las regalo
-Vamos amigo, no debe ser tan malo
-Si, tienes el sexo que quieras, a la hora que quieras, esas cougars son insaciables
-Además, seguro te consiente ¿no?
-Cumple todos tus caprichos
-O si, definitivamente quiero una de esas
-No sean tan imbéciles, no es todo tan bueno- claramente no tenían ni la menor idea.
-Debe ser mejor que salir con las de nuestra edad, sin todo ese drama y eso
-Sí, ¿para qué quieres una niña?
-Cuando puedes estar con ¡MUJERES DE VERDAD!- Los gemelos dijeron eso último al unísono y chocaron sus puños.

Beginning AgainWhere stories live. Discover now