•.¸¸❀ trece.

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Jungkook al terminar de leer la carta, rápidamente dirigió su vista hacia su amigo, incrédulo, encontrándose al castaño con la cabeza gacha.

— ¿Por qué estás llorando? —preguntó preocupado. Ellos eran los únicos que se encontraban ahí, y el moreno no conseguía una razón lógica del por qué ahora su mejor amigo lloraba. Tae —lo llamó una vez, pero no respondió. Taehyung. —volvió a llamarlo, pero sucedió lo mismo.

Jungkook se puso de pie, y se posicionó en frente del castaño, para después arrodillarse, quedando frente a frente, viendo cómo el flequillo ocultaba sus ojos y cómo poco a poco las lágrimas de su compañero se deslizaban por sus mejillas.

— Taehyung. —tocó su mejilla derecha, borrando aquél pequeño rastro de sollozo y luego, la acarició delicadamente, sonriendo brevemente. Se sentía mal por verlo así, y su corazón se achicharraba conforme los segundos pasaban.

— ¿Por qué estás llorando? —repitió, acercándose mucho al rostro de su compañero. Con su mano, lo sujetó de la nuca y lo atrajó a él, chocando frente con frente. Con delicadeza, tocó con la palma de su mano la nuca y parte de la mandíbula del castaño, quien en ése momento se encontraba observándolo como si de su mundo se tratara y quien a su vez, le copió la acción

Se mantuvieron así unos segundos, acercándose poco a poco, disminuyendo cada milímetro de distancia y Taehyung mantenía su mandíbula cerrada para dejar que su corazón hablara.

Ambos reconocieron su aliento, cerraron los ojos y probaron su respiración al juntar sus labios en un tierno beso.

Pero el corazón de Jungkook no late, y no late de la manera en la que solía hacerlo cuando estaba con ella. Y sus labios no besan de la manera en la que solían hacerlo con ella tampoco. Pero aún así, él no se opuso a que aquello sucediera, porque no había mejor manera de sanar el dolor para un corazón roto, a pesar de no sentir nada.

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