PRÓLOGO
Caminaba de prisa por los pasillos del hospital de Manchester, mirando a todos lados cuidando de que nadie notara su presencia. Cualquiera diría que pasaba desapercibida con ese traje bien lucido de enfermera color azul, sin embargo, debía prevenirse. Llegó a la habitación 215 lo más rápido posible y cuando estuvo fuera, dio un gran suspiro, miró a ambos lados por última ocasión y giró la perilla para adentrarse a ésta cerrando la puerta tras ella; y entonces la vio.
Permaneció un par de segundos observándola en silencio pensando nuevamente en lo que estaba por hacer; a pasos tímidos caminó hacia ella hasta quedar frente a la cama y continuó observándola con suma atención. El ambiente era silencioso; tan sólo se escuchaba el pitido del monitor y del respirador colocado en la nariz de la pelirroja. Sonrió con cinismo al verla tan indefensa ante ella. Cualquiera podría clavar una estaca en su pecho sin que ella lo notara siquiera, pero ese no era su plan.
Megan Parker se encontraba inconsciente en aquella cama. Después de una larga operación para suturar sus heridas provocadas por el accidente, todo apuntaba a que se recuperaría. A que volvería a ser la chica alegre de hacía unos días atrás, pero el destino le tenía otros planes.
Megan comenzó a despertar, parpadeó un par de veces para visualizar mejor a su alrededor y observó una silueta frente a la cama, su rostro era difícil de percibir debido a la escasez de luz en la habitación y aquél cubre bocas que abarcaba la mitad de éste.
— ¿Qué me pasó?— preguntó la pelirroja.
— ¿No lo recuerdas? —Esa voz la conocía— tuviste un accidente.
— ¿Cómo? —preguntó desconcertada.
—Ibas en el auto de Mark, un estúpido con un trailer los impactó, qué puedo decir, desafortunadamente sobreviviste.
— ¿Qué?
—Tú, querida bastarda, debías morir en ese accidente. Pero no... Estás aquí, respirando.
No tenía por qué mentir, después de todo iba asesinarla.
—No... no comprendo.
— ¿Creíste que te ibas a salir con la tuya?
— ¿De qué me hablas? —Preguntó confundida, con dificultad para respirar— ¿Quién eres? —Sabía de quién podría tratarse, sin embargo, quería comprobarlo.
— ¿No sabes quién soy, Megan Parker? —retiró aquél gorro y el cubre bocas dejando ver su rostro a gran claridad.
Megan la observó boquiabierta. Su respiración era más agitada, podría morir en ese instante.
— ¿Tú?...
—Creo que finalmente, yo gané.
—No... —la chica formó en su boca una sonrisa cínica —Jamás voy a permitirlo. Tú no vas a lastimar a mi hermano.
Megan comenzó a entrar en una crisis, su respiración era tan acelerada que le impedía hacerlo correctamente.
—Es una pena que no vayas a estar ahí para impedirlo.
—Ll-llamaré a la enfermera...
—No lo creo.
Sacó la jeringa contenida en su bolsillo del pantalón e introdujo el líquido de ésta al conducto del suero para así terminar con la vida de la pelirroja.
—Ya no tendré a nadie que me estorbe —sonrió triunfante— hasta nunca, Megan Parker.
Una vez terminada su misión, salió sigilosamente de la habitación sin dejar rastro alguno de su presencia.
T H E L A S T W O R D
P R O X I M A M E N T E
ESTÁS LEYENDO
The Last Word
Random¿Alguna vez has sentido que el mundo se para? No hay sonidos, no hay movimiento. Sólo estás tú ahí parado con el corazón a punto de salirse de tu boca mientras el mundo se te cae a pedazos aplastándote bruscamente contra el piso. Y cuando te das cue...