Capítulo II

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El pitido de la máquina que controlaba sus latidos inundaba sus oídos. Después de todo, su cerebro comenzaba a reaccionar. Fue cuando cayó en la cuenta de que estaba viva. Tan viva. Pero por fuera; estaba estática tal cual un vegetal.

Abigail lloraba. David tan sólo posaba su mano sobre el hombro de Abigail. Poco después entró Mark a la habitación.

— ¿Cómo está? —escuchó una voz gruesa y ronca.

—El doctor dice que ya está fuera de peligro, pero aún no despierta —respondió otra voz entre sollozos. Conocía esa voz. Supo que era su madre.

—Es mi culpa. Si yo le hubiera hecho caso, nada de esto estaría pasando —exclamó Mark, mientras las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos.

El cuerpo de Katherine comenzaba a responder. Abrió lentamente sus verdes ojos tratando de acostumbrarse a la luz con el ceño fruncido. Miró a su alrededor y logró ver dos figuras conocidas junto a un chico de cabellera castaña con un yeso en el brazo izquierdo y unas cuantas cintas en la frente. Su cara contenía moretones como si alguien lo hubiese golpeado con intención de matarlo. Pero no comprendía lo que sucedía.

—Mamá…

—Kat… —La mirada de sus padres y de Mark se posó sobre ella inmediatamente.

— ¿Qué pasó? —preguntó desconcertada.

—Tuviste un accidente… —respondió.

—Después de la fiesta… —pausó— Me ofrecí a llevarlas, pero… —sus lágrimas comenzaron a salir— un tráiler nos sorprendió… Realmente lo siento.

— ¿Qué? —Frunció el ceño— ¿Tú quién eres?

— ¿No sabes quién soy? —respondió incrédulo.

Katherine negó con la cabeza haciendo que los ojos de aquél chico se cristalizaran.

—Él es Mark, cielo… Tu novio —las palabras de aquella mujer le cayeron como balde de agua fría.

—Mi… —lo miró desconcertada.


***




Se sentía emocionada. Faltaba poco para poder ver a Megan. Volvía de la cafetería del hospital junto a Derek, cuando vio al Dr. Aguirre en la sala de espera con aquella tabla metálica. Caminó de prisa hasta escuchar el nombre de su amada hija.

—Señora… —su rostro lucía agobiado— Necesito hablar con usted.

— ¿Qué pasa?

—Lamento mucho tener qué decirle esto… Pero…

— ¿Mi hermana está bien, Doctor?

—Lamentablemente no… Megan sufrió una crisis y… —miró al piso. Realmente se le hacía difícil decir lo que estaba a punto dé —Megan tuvo un infarto.

— ¿Qué?

— ¿Está bien? Por favor, dígame que mi hermana está bien.

—Por desgracia, no pudimos hacer nada… Megan murió.

¿Alguna vez has sentido que el mundo se para? No hay sonidos, no hay movimiento. Sólo estás tú ahí parado con el corazón a punto de salirse de tu boca mientras el mundo se te cae a pedazos aplastándote bruscamente contra el piso. Pues eso mismo era lo que sentía ella en esos momentos. No era fácil para Martha escuchar que su pequeña había fallecido; y que no había podido hacer nada para evitarlo.

Sus lágrimas descendían a chorros por sus mejillas. Derek la abrazaba con fuerza pero Martha se retorcía entre sus brazos tratando de zafarse del agarre de su hijo pero era inútil.






***


La puerta de la habitación se abrió dejando ver a Derek en el umbral. Lucía cansado; fijó la mirada en Katherine y después en Mark.

—Derek…

— ¡Eres un imbécil! ¿En qué rayos estabas pensando, eh? —tomó a Mark del cuello de su camiseta.

—Derek, basta no es el momento…

—Hey... Tú eres el hermano de Megan… —dijo con una media sonrisa refiriéndose al castaño.

—Hola, pequeña Kat —soltó a Mark y se dirigió a la chica.

— ¿Megan vino contigo? Quiero verla —si bien parecía una pequeña de cuatro años pidiendo un juguete, a los señores Harrison les rompía el alma.

—No, Katy… —dirigió su mirada al piso —ella…

—Ay no… Claro, seguramente está arreglando sus maletas para irnos a Los Ángeles a celebrar su cumpleaños. Y yo aquí; debo irme…

—No, Kat…

—Cariño, sufrieron un accidente. Megan, Mark y tú.

— ¿Megan?

—Sí. Fuimos a la fiesta de John anoche. De vuelta fue cuando pasó todo.

— ¿En dónde está ella? —miró a sus padres.

Abigail comenzó a llorar desconsoladamente; David sólo se limitó a abrazarla.

—Mamá…

—Kat… —dijo Derek..

—Mamá… —dijo más fuerte.

—Katherine, tranquilízate… Tienes que mantenerte estable, puede hacerte daño— dijo Mark.

— ¿Qué pasó con Megan?... —Comenzaba a alterarse inconscientemente.

Mark miró al piso, como si buscara una respuesta a una pregunta que no la tenía. La mirada triste de Derek… Entonces lo supo. No necesitaba de ninguna palabra para deducirlo.

— ¿Está muerta? —preguntó incrédula. Una lágrima descendió por su mejilla.

Después otra.

Y otra.

—El impacto del tráiler hizo que se golpeara muy fuerte la cabeza… —miró a Derek.

—Los médicos trataron de salvara pero… —completó su madre.

Las lágrimas salieron como si se tratara de ríos. Katherine estaba viva; pero era como si no lo estuviera. Su mejor amiga había muerto y no había podido despedirse de ella siquiera. Era todo. Tan sólo los recuerdos permanecerían en su mente, era lo único que tendría de ella a partir de ese día.



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