Capitulo III

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Después de unos días, el doctor aprobó el alta de Katherine, lo que significaba que podía volver a casa. Pero estaba claro, nada sería lo mismo sin Megan. Subió a su habitación y una avalancha de sentimientos encontrados se vino sobre ella. Ver las fotos que tenía con Megan le hizo recordar los buenos momentos que pasaron juntas. Le había confiado sus más grandes secretos, Megan sabía todo sobre ella; era la única persona en la que podía confiar y ya no estaba.

—Kat, Mark está al teléfono —dijo su madre tocando la puerta.

—No… No puedo.

—Disculpa Mark, Katherine está dormida… claro… seguro, yo le digo… Hasta luego.

La verdad no era que Katherine no quisiera hablar con él, simplemente no lo recordaba como su novio. Sabía quién era, sin embargo no era consciente de nada que tuviera que ver con su supuesta relación. Su mente estaba en completo desorden. El hecho de no poder recordar aquél accidente tan sólo le provocaba desesperación. Quizá pudo evitarlo; quizá había algo que pudo hacer y no hizo. Tan sólo en eso pensaba; en el «quizá» que no existe. No había nada qué hacer, y pensar en lo que hubiera hecho era inútil; tan inútil porque no sabía siquiera lo que había sucedido y aunque lo supiera sabía que eso no le devolvería a su mejor amiga, y eso dolía.

Se dejó caer el la cama hundiendo su cabeza en la almohada. Su mirada estaba ida. Su piel lucía tan opaca al igual que sus labios que alguna vez fueron rosados. Cerró los ojos hasta conciliar el sueño.

Fue cuando la pesadilla comenzó.

Vagos y escasos recuerdos inundaron su mente.

— ¿Puedo manejar esta noche?...

—Estoy bien, puedo hacerlo.

—No lo creo, has estado bebiendo… No es seguro.

—Puedo hacerlo Katherine.

«Close your eyes and I Kiss you tomorrow I miss you. Remember I’ll always be true […]»

Megan reía con ella. Mark estaba manejando. Una luz incandescente. El sonido de las llantas derrapando en el pavimento.

Y entonces despertó sentándose sobre la cama de inmediato. Un sudor frío invadía su frente y un escalofrío recorrió su cuerpo. Su respiración estaba agitada y miraba incrédula a su alrededor.

Más tarde, Mark apareció en el umbral de la puerta de su habitación buscando pasar.

—Hola.

—Mark…

— ¿Cómo estás?

Permaneció en silencio por un instante.

— ¿Tengo que responder a eso?

—Eso me dice todo…

— ¿Qué haces aquí?

—No has respondido ninguna de mis llamadas… Vine a ver cómo estabas. Necesitaba saber de ti.

—Estoy viva, ¿qué más puedo decir?

—Kat…

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2019 ⏰

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