Después de seis meses Guang seguía insistiendo que no se arrepentía de nada. El abuelo murió sonriendo, con una caja en las manos que contenía un juego de diez tazas decoradas a mano. Las había terminado antes pero se negó a entregarlas antes de pasar al otro lado.
La depresión de Guang duró menos de lo esperado y Leo suponía que todo lo debía al gran tiempo que pasaba viendo las tazas mientras repetía que su deber era abrir una cafetería en honor a su abuelo, al menos este no se fue sin conocer a su bisnieto, que lo visitó tan sólo dos meses antes de su muerte. La abuela no se quedó completamente hasta después de cinco meses, pero tal como había previsto, eso no la detuvo para seguir leyendo pues aprendió braille antes que cualquier otra cosa.
Después de que Guang se sintiera mejor decidió llevarlo a unas pequeñas vacaciones en las que conocería Europa. A veces lo encontraba con la mirada perdida, pero sólo bastaba un abrazo y un corto beso en la mejilla para que todo volviera a como solía ser.
A sus diez meses de relación comenzaron a vivir juntos, lo cual no cambiaba mucho pues dormían juntos desde que recordaban. La casa que compraron era lo suficientemente espaciosa para cinco personas pero con una sensación muy acogedora. Seguían sin saber si había sido la sensación de comodidad o simplemente el celo, pero Guang tuvo un retraso muy considerable que llegó a preocuparlos, el doctor les había dicho que nada le pasaba así que sólo debían esperar.
Cuando por fin Guang tuvo su celo Leo no estaba en casa. Arreglaba los últimos preparativos para la gran apertura del café que ambos decidieron abrir. Cuando llegó a casa se encontró con la hermosa sorpresa de que Guang había hecho un pequeño nido.
Aquel día ninguno de los dos contestó el teléfono por quedarse juntos, hablaron demasiado y decidieron esperar más tiempo para tener un hijo. Debido a ese suceso Leo sintió la necesidad de estar junto con él, así que decidió pedirle matrimonio el día de a gran apertura, dos meses después, y se encontraba muy nervioso pero debía ocultarlo lo mejor que pudiera.
Cuando el día llegó se aseguró de que todo estuviera preparado, como era un espacio muy amplio tuvieron que contratar meseros mientras ellos preparaban las cosas, enseñando de vez en cuando a algunas personas de confianza como debían hacer las cosas. Leo le pediría matrimonio al final del día, cuando estuvieran tan agotados que Guang no tendría tiempo de pensarlo y negarse.
Pero incluso antes que pudiera preguntárselo ya le estaba diciendo que sí por lo que tuvo que cambiar mentalmente todo su discurso para no quedar como un tonto, susurrándole cada palabra al oído mientras Guang lloraba en su hombro.
—Guang —lo estaba abrazando demasiado, pero eso no le importaba mientras decía lo que sentía—. Muchas gracias por amar a un imbécil como yo. Te juro que por más falso que suene, tú has sido el viaje definitivo de mi vida.
—Leo —tuvo que controlar sus lágrimas antes de hablar—. Gracias por darme la oportunidad de cumplir mis sueños, pero ahora es tiempo de que yo cumpla uno que has estado esperando.
Iba a preguntarle a que se refería pero no tuvo tiempo. Los delicados labios de Guang ya estaban sobre los suyos y sentía que aquel beso era un motivo más especial que todos los demás. Había dejado de llorar y se estaban dejando llevar por el momento emotivo que habían tenido.
Eso solía pasar, pero Guang terminaba deteniéndolo antes que ocurriera algo de lo que se llegaran a arrepentir, pero aquel día no lo hizo. Lo dejó continuar hasta el final, soportando el dolor calmado por los besos que dejaba en su cuerpo para terminar en sus labios. No fue sino hasta que terminaron que Leo pudo marcarlo, ya no había vuelta atrás.
Pero estaba tan feliz.
Al día siguiente se encargó de expresarle su amor y gratitud por medio de regalos y pequeños besos distraídos mientras trabajaban captando la atención de muchos clientes, pero eso importaba poco en realidad. Leo estaba feliz con lo que habían logrado y la nueva familia a la que se había unido, pero estaba emocionado y encantado por la que crearía con Guang, aquel chico al que definitivamente amaba.
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Chinese Coffee 【Leoji】
FanficLeo trabaja en la cafetería de sus padres y viaja constantemente en busca de nuevos sabores. Un alfa que detesta su naturaleza y pretende ser un beta conoce a un pequeño omega con problemas económicos que le hace dudar si en realidad quiere seguir v...