10. Engaño al ojo

72 11 0
                                    

Siempre le tuvo miedo a aquel zorro.

Sus ojos fulminantes no eran conocidos en otro lugar, pero él sabía que podían contener la rabia de un pueblo entero.
Su sonrisa picarona e infantil, de inofensiva no tenía nada.
Los animados colores que cubrían su pelaje sólo servían para atraer a las muchas presas que se dejaban llevar por la ternura del ínfimo ser.
Y su actitud aparentaba una inocencia inconmensurable todo el tiempo.

Siempre quiso ser el más temible del bosque y, un día, se armó de valor y se dirigió a encarar al pequeño zorro.

Peor suerte no pudo tener.

Encontraron sus restos despedazados al día siguiente.

Relatos MatizadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora