Capitulo [1]

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1. Mi amor platónico.

Me llamo Alison aunque todos me llaman Ali, soy medio alta, un poco pálida y ojos celestes tirando a verde, tengo 16 años y muero por ser mayor de edad. Melisa y Alex son las personas que mas amo, son mis mejores amigos y lo mejor que me pudieron pasar, son como mi familia.

Acerca de mi vida no hay mucho que contar, salvo que mi madre no ha estado conmigo desde que tenía 11 años, y mi padre podría decirse que es medio puto, por eso nunca ha tenido nada serio con alguna mujer aunque salga con una y luego otra y otra.

En este momento estoy caminando hacia el colegio, el cual no se encuentra demasiado lejos de mi casa, veo los carros pasar a prisa y siento el viento chocar contra mi rostro. Medio entre cierro los ojos y se me viene a la cabeza un chico, el rostro, la mirada, los labios, la sonrisa de un chico en particular. Siento un pequeño escalofrío recorrer mi cuerpo y una sonrisa asomar sobre mis labios, mi amor platónico podría decirse, lo veo día tras día y nunca me canso de hacerlo.

Sean Luther, alto, con tez bronceada, ojos color avellana, medio musculoso, facciones bien definidas, ¡parece un dios griego!. Es el chico perfecto y un amor imposible, además un misterio pues, ¿Puedes creer que ese chico de 16 años es aún virgen? Los rumores dicen que no se ha acostado con ninguna chica que se le haya insinuado, ¡las rechaza a todas!

Es de los chicos más deseados del instituto y tal vez hasta de la ciudad por la popularidad que se ha ganado estando en el equipo de fútbol americano y por lo sexy que es. Posiblemente han de creer que soy una patética chica enamorada de alguien que simplemente jamás me haría caso, pero ni siquiera para darme un vaso de agua. ¿Qué les puedo decir? Es la fea verdad, estoy enamorada de Sean Luther desde hace 3 años, aunque sepa que él ni siquiera sabe de mi existencia. No siempre el amor es correspondido, y vaya que jode, debería sacármelo de la cabeza...

Ja- dice mi conciencia -eso es sencillamente complicado.

Suspiro con amargura, entro por las grandes puertas del instituto, y me dirijo hacia mi casillero mirando mis bonitas gladiadoras. Un golpe en mi cabeza me hizo detenerme.

- Oops, lo siento, no fue mi intención...- Decía él sujeto que me había provocado una migraña. Giré sobre mis talones lista para fulminarlo con la mirada y reprocharle el brusco golpe, cuando al hacerlo me encuentro de frente con Sean Luther, ¡Sean Luther!- Lo siento, de verdad. ¿Te encuentras bien? -preguntó mirando hacia mi cabeza en busca de algún indicio de sangre o algo por el estilo ya que la pelota al caer sobre mi cabeza también hizo que esta rebotara contra un casillero.

- Ahm...sí.- Sacudí mi cabeza y sonreí como una estúpida ignorando el dolor en mi cabeza, me sentía en el paraíso, mi cabeza se balanceaba de un lado a otro, y veía cuatro cabezas de Sean, ¡cuatro! ¿Es acaso esta la luz al final del túnel?.

Ellos enarcaron una ceja con diversión, seguro mi cara de embobada era épica.

- ¿En serio? ¿No te duele la cabeza ni un poquito?- Dijo con cara divertida mientras sonreía un poco.

Y... finalmente reaccioné, desperté de mi loco trance "Sean" y limpié mi baba, sí, estaba babeando, un poco de saliva bajaba de mi labio... ya saben, típico.

Hmm NO es típico - dijo mi conciencia

¡maldición!

- En realidad, -hablé con un poco de nerviosismo ante su mirada atenta- me acaba de dar jaqueca por tu culpa. -reí un poco y luego me di cuenta de lo estúpida que me debía ver y seguí hablando, para empeorar las cosas...- Pero ¡vamos! ¿Qué harás tu?- ¿Acaso estoy tan loca como para retarlo?.

Wow, necesito ir a un psicólogo, es decir, era la primera vez que hablaba con él, ¿y yo lo reto? ¡Había soñado con esto por mucho! Pero no, lo tenía que arruinar yo misma.

¡Mariscal de campo ViRgEn!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora