Capitulo [3]

237K 7.6K 610
                                    

3. Plan de seducción.

Mientras caminaba hacia la casa de mi mejor amiga llamé a mi padre para avisarle que esta noche me quedaría a dormir en casa de Melisa, a lo que él accedió.

Cuando por fin llegué a casa de Melisa, su madre, Karen Thompson me recibió con un largo abrazo y me dejo pasar, ella era una dulzura de mujer, era tan amable y buena persona que ambas nos teníamos un gran aprecio.

— ¿Qué? ¿Acaso te has vuelto loca? —me preguntó Melisa totalmente incrédula con los ojos en blanco al ya haberle terminado de contar mi plan.

— ¡No! —bufé cansada.— En realidad, el plan es sencillo. Solo iremos a casa de Pamela, donde se reunirán Andrea y Lizzie. Pues planear quitarle la virginidad a Sean y luego dejarlo como tonto es enfermo, ¡son un par de locas! Por eso, cuando nosotras nos enteremos de lo que ellas planean iremos un paso adelante para poder evitarlo, por supuesto ellas no sabrán quienes le estarán arruinando su plan. —dije con una gran sonrisa triunfadora abarcando mi rostro.

Luego suspiré pensando en como se sentiría ser correspondida. Aunque fuera solo durante un minuto, un día, una semana, un año, toda la vida...

Eso es mucho pedir. - habló mi conciencia.

Por supuesto- pensé.

Melisa rompió en una sonora carcajada — ¡Vos estas loca! — dijo abriendo los ojos y siempre que lo hace me da miedo.— ¿Sabes cómo son ellas? ¿Y lo sucio que les gusta jugar?— no había pensado en eso. Fruncí el ceño.— Además, ¿Quién te asegura que su plan funcionará? Puede que Sean ni necesite de nuestra ayuda.

— Pero también existe la posibilidad que sí funcione ¡las conoces!— exclamé — además sería muy odioso y en parte cobarde de mi parte saber algo así y no hacer nada.

— No lo entiendo, ¿Qué tiene que ver que ellas quieran desvirgar a Sean con tu persona? No tienes nada que hacer ahí y lo sabes. — Melisa parecía que se iba  a arrancar los pelos de lo nerviosa que estaba. Las excusas se le acaban.

Gruñí y luego suspiré hondo para también calmar mis nervios.

— Tal vez tengas razón, pero es algo que quiero hacer, lo que ellas le harán a Sean esta mal y no me atrevo a decírselo porque es probable que no me crea y lo espante. Aún soy una extraña para él y no quiero darle un aspecto de rara. Además, imagínate que de paso enamore a Sean, seria un sueño Melisa. —nos vimos directamente a los ojos, seguro piensa que tengo problemas mentales.

— ¡Vaya! no creí que te gustara tanto amiga.

 Me miró como si fuera una completa boba, se supone que me tiene que apoyar en todo. ¡Es mi mejor amiga!

— No lo entiendes ¿cierto? Ese chico de verdad me gusta y desde hace bastante. ¿Es verdaderamente malo querer parecer suficiente para él aunque sea por una vez en la vida? Tú más que nadie sabes que lo que Andrea Thofman se propone siempre lo consigue, Melisa. No quiero, ni permitiré ceder a que esta vez se salga con la suya. No cuando se trata de Sean Luther.— dije firmemente expulsando el aire retenido en mis pulmones.

Ella me miró durante unos segundos y luego suspiró.

— Lo siento, Ali. No quise parecer una insensible.— se disculpó.— Te apoyo, iremos a la casa de Andrea.— la miré arqueando una ceja.— Es una muy mala idea pero ya que, hagámoslo. —termino diciendo mientras reía.

Chillé emocionada y me abalancé sobre ella apretujándola entre mis brazos.

— Gracias, mil gracias. Sabes que sin ti no podría hacerlo.— le dije mientras aún la abrazaba.

¡Mariscal de campo ViRgEn!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora