1. Había decidido quedarme.

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Su piel relucía. Sólo eran las gotas de agua reflejadas bajo la luz de la luna y el contraste con la obscuridad de su piel, pero se me corto la respiración.

Por primera vez miraba a alguien a quien deseaba acariciar. Mi mano se levantó en su dirección.

-¡Jean!- llamo, mientras se giraba hacia mi y me sonriera-. Jeannie.

Deje caer la mano a un costado; el rostro se me tenso y me sonroje. No estaba mareada, pero llegue a pensar que iba a desmayarme. Nunca antes lo había oído pronunciar mi nombre.

-Louis- dije yo, acercándome a la orilla del río.

-¿Estarás mañana en la colina?

Asentó con un gesto, aunque no podía creer lo que me estaba pidiendo. Eran tan... Atractivo y tenía algo especial que me empujaba a desear acariciarlo. Había oído a otras chicas hablar de Louis.

Me estaba pidiendo que lo aceptara para la unión de manos. A mi, que nunca había cruzado la palabra con el. Sentí un escalofrío. Se que parece una fantasía, pero notaba como mi ventrículo derecho como el izquierdo bombeaban sangre en mi corazón y la enviaba a los tejidos del cuerpo, a los pulmones. Las palabras de Louis provocaron que que bombearan con más fuerza. ¿Unión de manos? ¿Entre el y yo?

Al día siguiente se celebraba el día de Lammas, la fiesta de la cosecha: el primer día de pan elaborado con la nueva recolección. La gente llevaba dos hogazas a la iglesia como ofrenda -una, para ser bendecida en el interior, por Jesucristo; la otra se deposita afuera para los seres mágicos - y los jóvenes y solteros pueden unir las manos. Es una especie de ceremonia nupcial con periodo de prueba. Si todo va bien, en la fiesta de la cosecha del año siguiente la boda se hace oficial; de otro modo, se anula.

Las chicas se sientan en la colina y esperan a que los chicos se acerquen a solicitarlas. Yo acababa de acceder a sentarme allí y esperar a Louis.

Las uniones de manos no ocurren en ningún sitio, salvo en los pueblos de por aquí. Los turistas acuden a observar y a tomar fotos de las parejas cuyas manos se atañan con un pañuelo. Lo toman como una costumbre pintoresca, encantadora; de hecho, así nos consideran a nosotros.

Pero a mi Louis no me parecía pintoresco. Lo consideraba salvaje, peligroso, y no sólo por que a mis padres no les agradaba, si no por que había algo en el aire que lo envolvía, algo que me hacia estremecer. Era un estremecimiento cálido y frío al mismo tiempo.

Lammas era la fecha que había elegido para escapar, por que mis padres había decidido que ya era hora de que uniera las manos. Y como me habían dado libre todo el día, disponía de tiempo de sobra para huir.

-¿Nos vemos allí?- pregunto Louis.

Me quede mirando como movía la boca, los labios, la lengua.

-Si- respondí-. En la colina.

Había decidido quedarme.

Chicas perdón si hay alguna falta de ortografía pero estoy escribiendo desde mi celular y se me van muchas!

Espero que les gusté la novela comenten y voten porfavor! Besos

Más ligero que el agua | Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now