Pensamientos IV

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A veces siento que quiero vivir, así como cual cervatillo descubriendo el mundo, otras veces, simplemente, siento que la vida se me escapa de las manos, que desaparezco lenta y dolorosamente... y que no he hecho nada para merecer un aliento más de vida, que todo lo que quiero se desmorona frente a mis ojos...
Que mis sueños desaparecen sin dar lucha alguna.

Pero no me malinterpretes, no digo que he vivido mal; he hecho lo más posible por alcanzar mis alocados sueños, he dado todo de mí a las personas que amo, y he sido correspondida por ello; he aprendido más de lo que hubiera imaginado, he viajado hasta que mis pies queden adoloridos y sin embargo, agradezco haber ido tan lejos para llegar a parajes hermosos, ha válido todo la pena; he reído hasta llorar y he llorado hasta no querer más, he sentido el peligro y mis huesos han dolido por ello, he gritado tanto como se me es posible y he callado tanto que me duelen las entrañas de tanto callar. Es por ello que pienso que la vida es tan hermosa como el cielo después de una tormenta, o como la risa de un niño o el te quiero de alguien a quien quieres... es tan hermosa que agradezco al cielo por haber vivido...

Somos nosotros los que le damos sentido a nuestras vidas, nadie más que nosotros los que deseamos seguir adelante, he hecho una y mil cosas y sólo de unas pocas, contadas por los dedos, de las que me arrepiento... no soy perfecta, nadie es perfecto, si tememos siempre al que dirán, nos frenaremos a nosotros mismo nuestra capacidad de soñar... de vivir.

Es por eso que he intentado de vivir, una y otra vez, cada vez que caigo y siento que me hundo en lo más profundo del fango, me levanto, me limpio y sigo, sigo cayendo y sigo y sigo intentado...

Así que no temeré más, aunque llore y patalee por lo injusta que es la vida... aunque sienta que nada vale la pena, seguiré luchando, por mi bien, por mis sueños y por mi vida.

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