II. Segundo Encuentro.

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Los meses pasaron y si bien en un principio DongHae había estado extasiado contándole a todos como este héroe desconocido lo había salvado, al paso de un par de semanas ya lo había olvidado. Así era DongHae, demasiado despistado.

La primera semana después del incidente, la historia se había vuelto un dolor de cabeza para RyeoWook y SungMin, quienes estaban hartos de escuchar sobre el héroe misterioso de DongHae, delirando sobre la bufanda y cómo hasta tenía el olor de su salvador. Llegó un punto en que apenas y le hablaban al castaño, lo meramente necesario sólo para evitar que sacara de nuevo el tema de cómo este desconocido lo había salvado del psicópata de su ex -Del cual, por cierto, y afortunadamente no habían sabido nada más. Pero con el pasar del tiempo, la historia se fue perdiendo entre el mar de cosas que el castaño tenía que hacer, y situaciones nuevas, más interesantes y brillantes, aparecieron en el camino de DongHae haciendo que finalmente se olvidara de su maravilloso héroe misterioso. Usó la bufanda el resto del invierno, pero incluso había olvidado a quien pertenecía.

El verano hizo su llegada en todo su esplendor, y con ello, un nuevo amor de verano. Si bien SungMin le había hecho prometer que ningún chico iba a volver a salir con DongHae sin su aprobación, el castaño no pudo evitar caer en las garras de este muchacho que conoció cuando visitó a su familia en Mokpo. Era un baterista, con brazos espectaculares, y oh Dios, cuán débil era DongHae ante un par de buenos brazos. Sí, así de superficial podía llegar a ser, pero es que los brazos eran su punto débil -Quien estuviera libre de gustos superficiales que tirara la primera piedra-. SungMin lo iba a matar apenas supiera, pero no pudo evitarlo. Fue amor a primera vista, y aparentemente mutuo, pues el chico, JaeHyun, lo invitó a salir de inmediato y al par de semanas ya eran oficiales, y todo pintaba color de rosa. Incluso conoció a su familia.

Todo era perfecto, demasiado perfecto para ser verdad, le decía una vocecita en su cabeza -cuya voz sonaba especialmente parecida a la de SungMin- pero DongHae optaba por tirarla al rincón más profundo de su mente y ponía una canción a todo volumen para acallarla y disfrutar de su naciente relación con JaeHyun.

Las vacaciones pasaron, el verano se acabó, y llegó el momento de que DongHae volviera a Seúl. Cualquiera habría pensado que el amor de verano quedaba ahí, pero no. Estaban tan enamorados que decidieron que su amor era lo suficientemente fuerte como para superar la separación, prometiendo estar yendo a verse mutuamente durante todo el año. JaeHyun prometió ir a verlo después que terminara los conciertos que tenía con su banda en las localidades cercanas, un par de semanas ya comenzado el nuevo semestre. DongHae a cambió prometió ir a verlo pasando la primera ronda de exámenes. Además, habían concertado llamarse todos los viernes para saber de su semana y organizar citas en línea para no matar el romanticismo. Todo estaba perfectamente planeado, nada podía salir mal.

Claro que la fidelidad tenía restricción de área aparentemente, porque apenas DongHae dejó Mokpo y llegó a Seúl, JaeHyun se acostó con cuanto chico encontró, conquistándolos a todos usando la misma técnica que usó con DongHae. Y el castaño tuvo la mala fortuna de enterarse por medio de sus padres, quienes lo llamaron porque DongHwa se había ido detenido por golpear a JaeHyun cuando lo pilló en un restaurante con otro chico. El escándalo fue de proporciones tales que todo Mokpo se enteró de lo que pasó. Ahora el castaño no podía ni siquiera ir a su ciudad natal porque era la comedilla de toda la ciudad.

El corazón de DongHae nuevamente había quedado destrozado, y nuevamente sus amigos tuvieron que recogerlo literal y figuradamente del piso, con SungMin mordiéndose la lengua para evitar los mil "te lo dije" que querían salir de su boca.

Un par de borracheras y muchos litros de helado después, DongHae decidió que había terminado con el amor. Claramente no era lo suyo, y algo había hecho para disgustar a Cupido; si éste al menos fuera lo suficientemente amable y le dijera qué hizo mal, para poder remedarlo. Era imposible que fallara tan miserablemente tantas veces. Alguien le había lanzado un hechizo o algo. RyeoWook incluso tuvo la idea de ir a alguna bruja o algo para que le hiciera una limpieza, porque probablemente tengas mal de ojo, o algo, hyung. Nadie puede fallar tan miserablemente tantas veces.

Special Meetings [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora