II

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Mi primera noche como solitario descubrí lo solo que me podía encontrar fuera de la manada, era imposible describir con precisión lo que sentí aquella primera noche.

El miedo, el dolor, la inseguridad y la fobia que tenía por dejar a mi madre sola ante una muerte segura tras lo que le había ocurrido a mi padre, todo se me mezclaba dentro y no quería salir.

Decidí que corriendo sería la única forma de salir del Bosque Luminoso, el terreno de Black Winter. También sabía que en el momento que abandonara ese bosque en solitario sería un paria y que jamás volvería allí a excepción de ir a luchar contra el alfa.

También hubo en ese momento dos proyectos que jure cumplir, rememorar el recuerdo de mi padre y volver a matar a Black Winter, por mucho tiempo que pasase y demostrarme que un solo lobo puede valerse por uno mismo, contradiciendo todos los principios que me habían enseñado.

Cuando llegue a la linde del bosque, me detuve para mirar al que había sido mi hogar toda mi infancia y en el que sería el único donde no podría pasar mi juventud, un proceso del cual me tendría que olvidar para convertirme en  adulto.

De pronto un aullido desgarrador sonó entre los árboles y oí lo que era la respiración de Black Winter para dejar paso a una persecución que acabaría donde yo estaba.

Sabía que no me perseguirían tras las linea que separaba la vida del bosque con la de la estepa siberiana, la más fría del mundo.

El Lobo BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora