Pese a todos los instintos naturales que tenía como gran don que la naturaleza me había concedido, no había sido consciente de la muerte, la única posibilidad que temía y no era capaz de prever una cabeza de ningún animal vivo sobre la tierra.No sería el único que hiciera planes de futuro, olvidándome de que como cualquier otro ser mortal la muerte se cernería y de pronto se me apareció un Gran Bosque, parecía que me llamaba, no obstante era imposible resistirse a entrar.
Tras unos minutos caminando y solo ver esqueletos de lobos me di cuenta de que mi destino y mi deseo era acompañar a mi padre y que mi imprudencia me iba a acortar el proceso.
Esa noche la tormenta más fuerte en siglos me barrió del mapa para siempre y me sepultó junto a mis hermanos que me recibieron con los brazos abiertos.
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El Lobo Blanco
RandomLa vida en Siberia no es fácil ni en invierno ni en verano. Incluso para un lobo solitario.