Él primero en saber la verdad.

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– Liz, Liz, ¡Lisbeth Anastasia!.

La castaña entro en si misma.

– ¡Ah! ¡Ah! ¿Qué? ¿Qué? ¿Sam? ¡Sami!– Refutó Liz, tomando aire y golpeando él hombro de su amigo.

– ¡Hasta que despiertas!– Exclamó Sam, casi celebrando– ¿En qué tanto piensas?.

La chica volteó su cabeza para volver a dirigir la mirada en dirección a Caroline con intención de que Sam entendiera su situación.

Él chico no era nada idiota, comprendió todo en menos de un segundo y suspiró.

– Entonces... ¿Te gusta Caroline?– Cuestiono Sam con pesadez.

Las palabras del chico dejaron a Liz helada, temblorosa, pensativa y asustada– justo como puede quedar una adolescente si la intentan robar con un arma de fuego–. Lisbeth se quitó los lentes y los frotó contra su suéter para limpiarlos un poco y colocárselos con lentitud para mirar más claramente a un Sam que pedía –con su expresión facial– una respuesta.

– Mira, Sami, no lo sé– Dijo Liz– No lo sé. Es que, Caroline tiene algo que me llama la atención...

– ¿Tú eres él chico nerd que la esta acosando anónimamente?– Preguntó Sam interrumpiéndola y arqueando una ceja.

– ¿Chico nerd? ¿Acoso? ¿Anonimato? ¿De qué hablas, Sam? ¡Me conoces! ¡Yo no sería capaz de algo así!.

– Lo mismo dijiste cuando hablamos de las fotos que le sacabas a escondidas a Terry, ¿recuerdas?.

– Sam Johnson, te odio.

– Lo sé, por eso somos mejores amigos.

– No puedo refutar eso– contestó la castaña suspirando y haciendo una pausa pensativa, para terminar su frase de manera fría y tímida, justo como sólo ella podía hacerlo– Sam, me conoces demasiado bien. Sí, yo soy la acosadora de Caroline, pero debes guardar él secreto.

Sam soltó una carcajada.

– ¿De qué te ríes, imbécil?– Protestó Liz.

– Lisbeth, Lisbeth, si supieras.

– ¿Qué?.

– Caroline nos dijo a todos los de su grupo de amigos y todos creen que él acosador es uno de los ñoños del aula. Solo a mi se me ocurre pensar en ti, y te juro que si no hubiera sido por lo que vi en clases las últimas semanas no hubiera pensado en ti.

– ¿Guardarás mi secreto?.

– Sí Liz. Tú secreto esta a salvo conmigo.

– ¿Seguro?.

– Conmigo hasta la tumba.

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