"Hola, me llamo Craig"
"Un gusto, Craig. Yo soy Craig"
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El ruido en el salón de clases le resultaba tedioso. Es como si ellos no se cansarán de hablar de temas tan irrelevantes como "Creo que mi novio está molesto conmigo por no querer hacerlo, Katie" o "Okay, a la hora de la prueba nos escapamos y vamos al bar del que te hable" Es decir, ¿¡No estaban conscientes de que a nadie le importaba un carajo!? Al menos a Craig le importaba un carajo, él estaba ahí para escuchar la clase de Inglés.
Su mano apuntaba las cosas que consideraba importantes, las cuales no eran muchas, en realidad. El sol no se veía ese día y el frío era típico de aquel pueblito raro.
Pedro Calderón de la Barca era uno de los escritores del barroco más importantes.
Los personajes de su obra eran de naturaleza aristocrática.
El timbre interrumpió a Garrison, impidiendo que concluyese con su clase. Todos celebraron.
Todos menos Craig.
—Ugh, supongo que tendremos que concluir con esto el lunes, tengan un lindo fin de semana, pequeños hijos de puta.
Los chicos salieron tal cual estampida. Un castaño y un afroamericano estaban entre ellos, hasta que el primero se percató de que existía.
—¡Eh, Craig!— llamó Clyde alzando un brazo— ¿Vienes? Voy a enseñarle a Token un bar genial...
—No, gracias— respondió y se retiró a pesar de los murmullos de los dos amigos.
Cuando salió se encontró con uno de esos chicos góticos, estaba junto con-
Tucker salió corriendo, el pánico lo invadió totalmente. Una vez lejos, se detuvo y respiró de una manera agitada.
Ahí estaba.
El chico de sus sueños.
Risueño y temblando como siempre.
¿Qué debería hacer?