○Había decido ignorarlo, todo de él.
Así era mejor, así no se sentiría como un pedazo de mierda cuando Tweek juegue con sus sentimientos de nuevo. Lo seguía queriendo, claro, dudaba mucho que dejara de hacerlo en algún momento, es decir no de la noche a la mañana; por ahora sólo se mantendría alejado, contemplándolo desde cierta distancia, como si hubiese empezado desde cero.Suspiró pesadamente mientras anotaba la clase de Química, o al menos eso pretendía, Garrison estaba de muy mal humor hoy, lo último que quería era ir a parar a la oficina del director, como las últimas semanas, esperaba que aquello no afectará en sus calificaciones. El salón parecía una maldita jungla con todos gritando y queriendo hablar a la vez, le enfrentaban; todos, su fastidio no hizo mas que aumentar al escuchar una voz con varios gritillos y tartamudeos. Genial, ahora odiaba esta clase. Sintió como unas astillas lastimaban las yemas de sus dedos, había roto su lápiz.
Por un momento, Craig se sumió en sus pensamientos, y todo se volvió blanco. Sólo existía él, en un vacío creado desde lo profundo de su mente. Por fin cómodo. Hasta que una bolita de papel golpeó su sien. Saliendo de su trance, buscó con la mirada al responsable, a su lado Clyde Donovan le saludaba con la mano y una sonrisa.
Abrió la bolita con indiferencia.
¿Kieres ver algo cool en la salida? ;)
Craig se preguntó cómo alguien podía escribir así, detrás del mismo papel con el pedazo de lápiz que tenía escribió una respuesta.Es Quieres. Y no, gracias.
Disimuladamente se la pasó por debajo y esperó a que el castaño leyera. Éste se limitó a hacer un puchero y negar con la cabeza. Luego como si se olvidará del asunto volteó a hablar con Token. Regresó la mirada a su carpeta mientras se volvía embriagar en sus sueño nuevamente.
El timbre sonó después de media hora, todos se amontonaron en la puerta, como siempre esperó a que termine tal escándalo, sin embargo esta vez un castaño y un afroamericano estaban parados frente a su asiento mirándolo.
— ¡No se te ocurra negarte! Vas a ir con nosotros, quieras o no.
Qué molestia, pensó Tucker, se de paró y se encaminó a la salida con intenciones de ignorar a Donovan. En el marco de la puerta alguien familiar le esperaba.
— ¡C-Craig! Dios, quería hablar contigo yo...
Rápidamente le interrumpió.
— Estoy ocupado, adiós.
Atrás dos chicos miraba boquiabiertos la escena.
